viernes, 9 de marzo de 2012

Pecadores en las Manos de un Dios Airado











Pecadores en las Manos 
de un Dios Airado 
Por Jonathan Edwards 
"A su tiempo su pie resbalará". (Deuteronomio 32:35). 

En este versículo la venganza de Dios amenazaba sobre los israelitas impíos e incrédulos, que eran el pueblo visible de Dios, y quienes vivieron bajo los medios de la gracia; pero quienes no obstante todas los obras maravillosas de Dios para con ellos, permanecieron (como dice el v. 28) desprovistos de consejos, no teniendo entendimiento en ellos. 

De todos los cultivos del cielo, sacaron a luz frutos amargos y venenosos; como en los dos versículos que preceden al texto. La expresión que he escogido para mi texto, A su tiempo su pie resbalará, parece indicar las siguientes cosas con respecto al castigo y destrucción a que están expuestos estos impíos israelitas. 

1. Estuvieron siempre expuestos a destrucción; como uno que permanece o camina en lugares resbaladizos está siempre expuesto a la caída. Esto está implicado en la manera de su destrucción cuando viene hacia ellos, estando representada por sus pies resbalando. Lo mismo es expresado en el Salmo 73:18. "Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer". 

2. Implica que estuvieron siempre expuestos a una rápida destrucción repentina. Como el que camina en lugares resbaladizos está expuesto en cada momento a caer, no puede predecir si al siguiente momento permanecerá de pie o caerá; y cuando cae, cae de un sopetón sin advertencia, lo cual está también expresado en el Sal. 73:18-19. "Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente!" 

3. Otra cosa implicada es, que están expuestos a caer por ellos mismos, sin ser arrojados a tierra por la mano de otro; como aquel que permanece de pie o camina en suelo resbaladizo no necesita otra cosa que su propio peso para caer al suelo. 

4. La razón por la que no han caído todavía, ni caen ahora, es solamente porque el tiempo señalado por Dios no ha llegado. Porque se dice que cuando ese esperado tiempo, o momento señalado llegue, sus pies resbalarán. Luego se dejarán caer, de la manera en que están inclinados a ello por su propio peso. Dios no los sostendrá ya más en estos lugares resbaladizos, sino que los dejará ir; y luego, en ese mismo instante caerán en destrucción; como aquel que se encuentra en suelos inclinados y resbalosos, o en el filo de un abismo, que no puede mantenerse firme por sí solo; cuando se deja sin apoyo, inmediatamente cae y se pierde. 

La observación de estas palabras en las que voy a insistir ahora es ésta: "No hay otra cosa que mantenga a los hombres impíos fuera del infierno en todo momento que el mero placer de Dios". Por el mero placer de Dios quiero significar su placer soberano, su voluntad arbitraria, no restringida por ninguna obligación, ni impedida por ninguna dificultad, ni ninguna otra cosa; como si la pura voluntad de Dios no tuviera ni un momento, en el menor grado, o en ningún otro aspecto, ningún lugar en la preservación de los impíos. La verdad de esta observación aparece al considerar lo siguiente: 

1. Dios no desea en ningún instante hacer muestra de su poder arrojando a los impíos en el infierno. Los manos de los hombres no pueden ser fuertes cuando Dios se levanta; el más fuerte no tiene poder para resistirle, ni puede librarse de sus manos. Él no sólo es capaz de arrojar a los impíos en el infierno, sino que puede hacerlo fácilmente. 

Algunas veces un príncipe terrenal se encuentra con la dificultad de sujetar a un rebelde que ha encontrado medios para fortificarse a sí mismo, y se ha hecho fuerte por el número de sus seguidores. Pero no es así con Dios. No hay Fortaleza que sea defensa contra el poder de Dios. 

Aunque mano se una con mano, y una vasta multitud de los enemigos de Dios se combinen y asocien, son fácilmente quebrados en pedazos. Son como grandes montones de paja ligera ante el torbellino; o grandes cantidades de rastrojo seco ante llamas devoradoras. Encontramos fácil pisotear y aplastar un gusano que vemos arrastrarse en la tierra; también es fácil para nosotros cortar o chamuscar un hilo delgado que agarre cualquier cosa; y así es fácil para Dios, cuando le place, arrojar a sus enemigos al infierno. ¿Qué somos nosotros para que permanezcamos de pie frente a Él, ante cuya reprensión la tierra tiembla, y las rocas son arrojadas? 

2. Ellos merecen ser echados en el infierno; de manera que si la justicia divina se encuentra en el camino, no hay objeción eficaz contra el uso del poder de Dios para destruirlos. Antes, por el contrario, la justicia clama fuertemente por un castigo infinito de sus pecados. La justicia divina dice del árbol que da a luz las uvas de Sodoma, "córtalo, ¿para qué inutiliza también la tierra?" (Luc. 13:7). La espada de la justicia divina está en cada momento blandeado sobre sus cabezas, y no es otra cosa que la misericordia arbitraria y la pura voluntad de Dios que la detiene. 

3. Ellos ya están bajo una sentencia de condenación al infierno. No sólo merecen justamente ser arrojados allí, sino que la sentencia de la ley de Dios, esa regla eterna e inmutable de justicia que Dios ha fijado entre El y la humanidad, ha ido en su contra, y permanece en su contra; de manera que ya están dispuestos para el infierno. "El que no cree, ya ha sido condenado". (Juan 3:18). De modo que cada inconverso pertenece propiamente al infierno; ese es su lugar; de allí es él. "Vosotros sois de abajo" (Juan 8:23), y allí estáis atados; es el lugar que la justicia, la palabra de Dios, y la sentencia de su ley inmutable les han asignado. 

4. Ellos ahora son los objetos de ese mismo enojo e ira de Dios que es expresado en los tormentos del infierno. Y la razón por la que no bajan al infierno en cualquier momento, no es porque Dios, en cuyo poder están, no está entonces muy enojado con ellos, como lo está con muchas criaturas miserables que ahora están siendo atormentadas en el infierno, y allí sienten y experimentan el furor de su ira. Si, Dios está más enojado con otros tantos que ahora están en la tierra; sí, sin duda lo está con muchos que están ahora en esta congregación, con quienes está airado con más facilidad que con muchos de los que se encuentran ahora en las llamas del infierno. Pero no es porque Dios se haya olvidado de su impiedad ni se resienta por ello la razón por la que no desata su mano y los corta. Dios no es en conjunto como uno de ellos, para ellos su condenación no se duerme; el abismo está preparado, el fuego ya está listo, el horno esta caliente, listo para recibirlos; las llamas se inflaman y arden. La espada resplandeciente está afilada y se sostiene sobre ellos, y el abismo ha abierto su boca bajo ellos. 

5. El diablo esta listo para caer sobre ellos y asirlos para sí; momento que Dios permitirá. Ellos le pertenecen; él tiene sus almas en su posesión y bajo su dominio. La Escritura los representa como sus buenas dádivas (Luc. 11:13). Los demonios los vigilan; siempre están a su diestra por ellos; permanecen esperando por ellos como leones hambrientos y codiciosos que ven su presa y esperan tenerla, pero por el momento se retienen. Si Dios retirara su mano, por la cual ellos son restringidos, volarían sobre sus pobres almas. La serpiente antigua los mira con asombro; el infierno abre su amplia boca para recibirlos; y si Dios lo permitiera serían apresuradamente tragados y se perderían. 

6. En las almas de los impíos reinan principios infernales que estuvieran actualmente encendidos y llameando en el infierno de fuego si no fuera por las restricciones de Dios. En la naturaleza de cada hombre carnal está colocado un fundamento para los tormentos del infierno. Hay esos principios corrompidos reinando y en plena posesión de ellos, que son la semilla del infierno de fuego. Estos principios son activos y poderosos, excesivos y violentos en su naturaleza, y si no fuera por la mano restringente de Dios pronto estallarían y se inflamarían de la misma manera que lo harían las corrupciones y enemistad en los corazones de las almas condenadas, y engendrarían los mismos tormentos que crean en ellos. Las almas de los impíos son comparadas en la Escritura al mar en tempestad. (Is. 57:20). Por el presente, Dios restringe su impiedad por medio de su gran poder, de la misma manera en que hace con las coléricas ondas del mar turbulento, diciendo, "hasta aquí llegarás y no pasarás"; pero si Dios retirara ese poder restringente, rápidamente se llevaría todo por delante. El pecado es la ruina y la miseria del alma; es destructiva en su naturaleza; y si Dios lo dejara sin restricción no faltaría nada para hacer al alma algo perfectamente miserable. La corrupción del corazón del hombre es inmoderada e ilimitada en su furia; y mientras el impío vive aquí es como un fuego contenido por las restricciones de Dios, que si fuera dejado en libertad atacaría con fuego el curso de la naturaleza; y ya que el corazón es ahora un montón de pecado, de no ser restringido, inmediatamente convertiría el alma en un horno ardiente, o en un horno de fuego y azufre. 

7. No es seguridad para los impíos el que en ningún momento haya medios visibles de la muerte a la mano. No es seguridad para un hombre natural el que está ahora en salud ni el que no vea ninguna manera en la que pueda ahora partir inmediatamente de este mundo por algún accidente, ni el que no haya ningún peligro visible en ningún aspecto en sus circunstancias. La experiencia múltiple y continua del mundo en todas las edades muestra que no hay evidencia de que un hombre no está en el borde de la eternidad, y de que el próximo paso no sea en otro mundo. Lo invisible, el olvido de modos y medios por los que las personas salen súbita- mente del mundo son innumerables e inconcebibles. Los hombres inconversos caminan sobre el abismo del infierno en una cubierta podrida, y hay innumerables lugares tan débiles en esta cubierta que no pueden soportar su peso; lugares que además no se ven a simple vista. 

Las flechas de la muerte vuelan a mediodía sin ser vistas; la vista más aguda no las puede discernir. Dios tiene tantas maneras diferentes e inescrutables de tomar al impío fuera del mundo y enviarlos al infierno, que no hay nada que haga parecer que Dios tuviera necesidad de estar a expensas de un milagro, o salirse fuera del curso de su providencia, para destruir al impío en cualquier instante. Todos los medios por los que los impíos parten del mundo están de tal manera en las manos de Dios, y tan universal y absolutamente sujetos a su poder y determinación, que no depende sino de la pura voluntad de Dios el que los pecadores vayan en cualquier momento al infierno, el que los medios nunca sean usados o estén involucrados en el caso. 

8. La prudencia y el cuidado de los hombres naturales para preservar sus propias vidas, o el cuidado de otros para preservarlos a ellos, no les brinda seguridad en ningún momento. De esto dan testimonio la providencia divina y la experiencia universal. Hay la clara evidencia de que la propia sabiduría de los hombres no es seguridad para ellos cuando están frente a la muerte; si fuera de otra manera veríamos alguna diferencia entre los hombres sabios y políticos y los demás con respecto a su propensión a una muerte temprana e inesperada; pero ¿cómo es estoen los hechos? "También morirá el sabio como el necio". (Ecl. 2:16). 

9. Todas las luchas y maquinaciones que los hombres impíos usan para escapar del infierno, mientras continúan rechazando a Cristo, permaneciendo así como impíos, no les libra del infierno en ningún momento. Casi todo hombre natural que oye del infierno se adula a sí mismo de que escapará; depende de sí mismo para su seguridad; se lisonjea a si mismo en lo que ha hecho, en lo que está haciendo, o en lo que intenta hacer. Cada cual dispone cosas en su mente sobre cómo evitará la condenación, y se engaña a si mismo planeando su propio bien, y pensando que sus esquemas no fallarán. Ellos oyen, sin embargo, que son pocos los que se salvan, y que la mayor parte de los hombres que han muerto hasta ahora han ido al infierno; pero cada cual se imagina que planea mejores cosas para su escape que lo que otros han hecho. El no pretende ir a ese lugar de tormento; dice dentro de si que intenta tomar cuidado eficaz, y ordenar las cosas de tal manera que no falle. 

Pero los hijos insensatos de los hombres se engañan miserablemente a si mismos en sus propios esquemas, y en confianza de su propia fuerza y sabiduría; no confían en más que una mera sombra. La mayoría de esos que hasta ahora han vivido bajo los mismos medios de gracia y han muerto, han ido indudablemente al infierno; la razón no es que ellos no eran tan sabios como los que ahora están vivos; no fue porque no planearon cosas que les aseguraran su escape. Si pudiéramos hablar con ellos, y preguntarles, uno por uno, si ellos esperaban cuando vivos y cuando oían hablar acerca del infierno que serían objetos de esa miseria, indudablemente escucharíamos uno por uno contestar: "No, yo nunca pretendí venir aquí; había dispuesto las cosas de otra manera en mi mente; pensé haber planeado el bien para mí; ideé un buen patrón. Intenté tomar un cuidado eficaz; pero vino sobre mí inesperadamente. No lo esperaba en ese momento y de esa manera; vino como un ladrón. La muerte me burló. La ira de Dios fue demasiado rápida para mí. ¡0h mi maldita insensatez! Me estaba engañando y agradando con sueños vanos acerca de lo que yo haría en el más allá; y cuando me encontraba diciendo, 'paz y seguridad', vino sobre mi destrucción repentina". 

10. Dios en ningún momento se ha puesto bajo ninguna obligación por alguna promesa que haya dado, de mantener al hombre natural fuera del infierno. Ciertamente Dios no ha dado promesas acerca de la vida eterna o de alguna liberación o preservación de la muerte eterna, sino aquellas que están contenidas en el pacto de gracia, las promesas son sí y amén. Pero seguramente aquellos que no son hijos del pacto, que no creen en ninguna de las promesas, no tienen interés en las promesas del pacto de gracia, y no tienen interés en el Mediador del pacto. De manera que, aunque alguno haya tenido imaginaciones y pretensiones acerca de promesas hechas a hombres naturales que buscan con sinceridad, es claro y manifiesto que no importa los dolores que un hombre natural sufra en la religión, ni las oraciones que haga, asta que no crea en Cristo, Dios no está de ninguna manera bajo la obligación de librarlo en ningún momento de la destrucción eterna. De manera que así es que los hombres naturales son tornados en la mano de Dios sobre el abismo del infierno; se han merecido el fiero abismo, y ya están sentenciados a él; Dios ha sido terriblemente provocado, su ira es tan grande hacia ellos como la de esos que están actualmente sufriendo las ejecuciones de la furia de su ira en el infierno, y no han hecho nada en lo más mínimo para apaciguar o disminuir ese enojo, ni está Dios atado en lo más mínimo a ninguna promesa de levantarlos en ningún momento. 

El diablo está esperando por ellos, el infierno está abierto de par en par para ellos, las llamas se reúnen y centellean a su alrededor, los atraparán y tragarán; el fuego contenido en sus corazones está luchando para estallar; y ellos no tienen ningún interés en ningún mediador; no hay medios al alcance que les puedan servir de seguridad. En resumen, no tienen refugio, nada de que aferrarse; todo lo que los preserva en todo instante es la pura voluntad y la paciencia no pactual ni obligada de un Dios encolerizado. 

APLICACIÓN 

Este terrible tema puede ser útil para hacer despertar algunas personas inconversas en esta congregación. Esto que has oído es el caso de cada uno de ustedes que se encuentra fuera de Cristo. Ese mundo de miseria, ese lago de azufre ardiente se extiende debajo de ti. Allí está el espantoso abismo de las llamas ardientes de la ira de Dios; allí está la ancha boca del infierno abierta de par en par; y no tienes nada sobre que permanecer en pie, ni nada de donde agarrarte; no hay nada entre ti y el infierno sino sólo el aire; es tan sólo el poder y el puro placerde Dios el que te soporta. Posiblemente no eres sensible a esto; te ves fuera del infierno, pero no ves la mano de Dios en ello; pero contempla otras cosas, como el buen estado de tu constitución corporal, el cuidado de tu propia vida, y los medios que usas para tu preservación. Pero verdaderamente estas cosas son nada; si Dios retirara su mano, ellas no te beneficiarían más en cuanto a evitar tu caída, que lo que hace el delgado aire al sujetar una persona que se suspende en él. 

Tu impiedad te hace como si fueras tan pesado como el plomo, y te dirigirá hacia abajo con gran peso y presión directo al infierno; y si Dios te dejara caer, inmediatamente te sumergirías y rápidamente descenderías dentro del golfo sin fondo; y tu constitución saludable, y tu propio cuidado y prudencia, y tu mejor plan, y toda tu justicia, no tendrían más influencia para sujetarte y librarte del infierno, que lo que una tela de araña puede hacer para frenar una roca al caer. De no ser por el soberano placer de Dios, la tierra no te sostendría un instante porque eres una carga para ella. La creación gime contigo; la criatura está hecha sujeta a la esclavitud de tu corrupción, no para ayudarte voluntariamente a servir al pecado y a Satanás; la tierra no produce su incremento voluntariamente para satisfacer tus pasiones; ni es voluntariamente un escenario sobre el que tus impiedades actúen; el aire no te sirve voluntariamente para mantener la llama de vida de tus órganos vitales, mientras pasas tu vida al servicio de los enemigos de Dios. Las criaturas de Dios son buenas, y fueron hechas para que el hombre sirviera a Dios con ellas, y para que no sirvieran voluntariamente a ningún otro propósito, y para que gimieran cuando eran usadas para propósitos tan directamente contrarios a su naturaleza y fin. El mundo te vomitaría de no ser por la mano soberana de Aquel que lo tiene sujetado en esperanza. Las negras nubes de la ira de Dios están ahora flotando directamente sobre sus cabezas, llenas de terribles tormentas y truenos; y de no ser por la mano restringente de Dios hubieran reventado inmediatamente sobre ti. El placer soberano de Dios, por el presente, detiene su viento agitado; de otro modo vendría con furia, y tu destrucción llegaría como torbellino. Serias como la paja menuda del suelo de trillo del verano. 

La ira de Dios es como grandes aguas que están destinadas para el presente; aumentan más y más, y crecen más y más, hasta que la salida sea dada. Y mientras se detenga la corriente, más rápido y poderoso será su curso cuando sean desatadas. Es verdad que el juicio contra tus obras perversas no ha sido ejecutado todavía; los diluvios de la venganza de Dios han sido retenidos; pero tu culpa entretanto está constantemente aumentando, y está cada día atesorando más ira; las aguas están aumentando constantemente, y creciendo más y más poderosas; y no hay nada fuera del puro placer de Dios que refrene las aguas, las cuales no quieren ser detenidas, y presionan duramente para ir hacia delante. Si Dios tan sólo retirara su mano de la compuerta, se abriría inmediatamente, y los fieros diluvios del furor e ira de Dios empujarían con furia inconcebible, y vendría sobre ti con poder omnipotente; y si tu fueras diez mil veces mayor que lo que es, sí, diez mil veces mayor que la fuerza del más corpulento y robusto diablo en el infierno, no sería nada para resistirla o soportarla. 

El arco de la ira de Dios está encorvado, la flecha lista en la cuerda, y la justicia dirige la flecha a tu corazón, y estira el arco, y no es otra cosa que el mero placer de Dios, y el que un Dios airado que sin ninguna promesa y obligación del todo, retiene la flecha de embriagarse con tu sangre. Así todos los que de ustedes nunca han pasado por un gran cambio de corazón, por el gran poder del Espíritu de Dios sobre sus almas; todos los que de ustedes nunca han nacido de nuevo, ni han sido hechos nuevas criaturas, ni han sido levantados de la muerte en el pecado a un nuevo estado, ni han experimentado la luz y la vida, están en las manos de un Dios airado. Aunque hayan reformado sus vidas en muchas cosas, y hayan tenido afecciones religiosas, y hayan podido mantener cierta forma de religión con sus familiares y cercanos, y aún en la casa de Dios, no es otra cosa que Su mero placer que los preserva de ser consumidos en la destrucción eterna. No importa cuán poco convencidos estén ahora de la verdad que oyen, a su tiempo estarán plenamente convencidos de ella. Aquellos que han partido estando en las mismas circunstancias en que están ustedes, ven que así fue con ellos; porque la destrucción vino bruscamente sobre la mayoría de ellos; cuando no la esperaban, y mientras estaban diciendo, "paz y seguridad." Ahora ven, que esas cosas en las que dependían para la paz y la seguridad, no eran más que un aire delgado y una sombra vacía. El Dios que te sostiene sobre el abismo del infierno, mas que uno que sostenga una araña, o cualquier insecto asqueroso sobre el fuego, te aborrece, y ha sido terriblemente provocado. Su ira hacia ti se enciende como fuego; te ve como digno, pero no para otra cosa que para ser echado en el fuego; es tan puro de ojos que no puede mantenerte a su vista; eres diez mil veces más abominable a sus ojos que lo que la serpiente venenosa más odiada es a los nuestros. Le has ofendido infinitamente más que lo que un rebelde obstinado ofende a su príncipe; y, sin embargo, no es otra cosa que su mano la que te sostiene de caer en el fuego en cualquier momento. No debe ser atribuido a nadie más el que no hayas ido al infierno la última noche; el que hayas sufrido otra vez el despertar en este mundo, después de haber cerrado los ojos para dormir. Y no hay otra razón que dar de por qué no has caído en el infierno desde que te levantaste en la mañana, que el hecho de que la mano de Dios te ha sostenido. No hay otra razón que dar de por qué no has ido al infierno, desde que te sentaste aquí en la casa de Dios, provocando sus ojos puros por tu modo pecaminoso e impío de atender a su solemne adoración. Si, no hay otra cosa que dar como razón de por qué no caes en el infierno en este preciso momento. Oh, pecador, considera el terrible peligro en que estás. Es sobre un horno de ira, un abismo amplio y sin fondo, lleno del fuego de la ira, en el que estás soportado por la mano de Dios, cuya ira ha sido provocada e inflamada tanto contra ti, como contra muchos de los ya condenados en el infierno. 

Cuelgas de un hilo delgado, con las llamas de la ira divina destellando alrededor, y listas en todo momento para chamuscarlo y quemarlo en dos; y no tienes interés ni por un instante en ningún Mediador, ni en nada en qué aferrarte para salvarte a ti mismo, ni para librarte de las llamas de la ira. Ni siquiera hay algo en ti, nada de lo que hayas hecho ni puedas hacer, para inducir a Dios a perdonarte. Por eso te pido que consideres los siguientes puntos de modo más particular: 

1. Mira de quien es la ira. Es la ira de un Dios infinito. Si fuera solamente la ira de un hombre, aunque fuera la del príncipe más poderoso, sería comparativamente pequeña para ser considerada. La ira de reyes es mucho más terrible, especialmente la de monarcas absolutos, que tienen las posesiones y las vidas de sus súbditos enteramente en su poder para disponer de ellas a su mera voluntad. "Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; el que to enfurece peca contra sí mismo". (Prov. 20:2). El súbdito que se encoleriza mucho contra un príncipe arbitrario, está expuesto a sufrir los tormentos más extremos que el arte humano puede inventar o que el poder humano puede infligir. Pero las más grandes potestades terrenales, en su mayor majestad y fuerza, cuando están vestidos de sus más grandes terrores, no son mas que gusanos débiles y despreciables de la tierra en comparación al Gran y Todopoderoso Creador y Rey del cielo y a tierra. Es en realidad poco lo que ellos pueden hacer en el momento en que ellos están más encolerizados, y cuando han ejercido el extremo de su furia. Todos los reyes de la tierra son como langostas ante Dios; son nada y menos que nada; tanto su amor como su odio son tornados en poco. La ira del gran Rey de reyes es tanto más terrible que la de ellos, como lo es su majestad. "Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed". (Luc. 12:4, 5). 



2. Es a la furia de su ira a la que estás expuesto. A menudo leemos de la furia de Dios; como en Is. 59:18. "Como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios". Así también Is. 66:15. "Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su represión con llama de fuego." Y en muchos otros lugares. También Ap. 19:15; allí leemos de "el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso". Las palabras son en extremo terrible. Si solamente se hubiera dicho, "la ira de Dios", los términos implicarían algo infinitamente terrible; pero es "el furor y la ira de Dios". ¡La furia de Dios! ¡el furor de Jehová! ¡Oh, cuán terrible debe ser eso! ¿Quién puede pronunciar o concebir lo que estas expresiones implican en sí mismas? Pero además, "el furor y la ira del Dios Todopoderoso". Como si hubiera una gran manifestación de su poder omnipotente en lo que el furor de su ira realiza; como si la omnipotencia estuviera encolerizada y ejercida de tal manera que los hombres no pueden ejercer su fuerza en contra del furor de su ira. ¡Oh! entonces, ¡cuál será la consecuencia! ¡Qué será de aquellos pobres gusanos que la sufrirán! ¿Quién tendrá manos fuertes para esto? ¿Qué corazón la podrá resistir? ¡A qué terrible, indecible, inconcebibleprofundidad de miseria está sumergida la pobre criatura que esté sujeta a esto! Considera esto, tú que estás aquí presente, y aún permaneces en un estado no regenerado. Que Dios ejecutará el furor de su enojo, implica, que Él infligirá su ira sin piedad. Cuando Dios observe la extremidad inefable de tu caso, y vea tu tormento estar tan vastamente desproporcionado a tu fuerza, y vea cómo tu pobre alma es molida, y se hunde como si estuviera en tinieblas infinitas; no tendrá compasión de ti, no contendrá las ejecuciones de su ira, y ni siquiera aligerará su mano no habrá moderación ni misericordia, no apaciguará su viento agitado; no tendrá cuidado de tu bienestar, ni será en ningún sentido cuidadoso, a menos que sufras mucho más en cualquier otra manera, que lo que sufrirías con lo que la justicia estricta requiere. Nada será retenido por el hecho de que sea demasiado fuerte de sobrellevar. "Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré". (Ez. 8:18). Ahora Dios está presto a tener piedad de ti; este es un día de misericordia; puedes gritar ahora con el aliento de obtener misericordia. Pero cuando el día de misericordia pase, tus gritos y chillidos de lamento y dolor serán en vano; estarás enteramente perdid y alejado de Dios, como para que nadie se interese en tu bienestar. Dios no tendrá otra cosa que hacer contigo que ponerte a sufrir miseria; no continuarás en existencia para otro fin que no sea ese; porque serás un vaso de ira preparado para destrucción; y no habrá otro uso para este vaso, que ser llenado a plenitud de ira. Dios estará tan lejos de tener piedad de ti cuando grites, que se dice que solamente "reirá y se burlará". (Prov. 1:25, 26). Cuán terribles son esas palabras, las cuales proceden del gran Dios, "los pisé con mi ira, y los hallé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas". (Is. 63:3). Es quizás imposible concebir otras palabras que expresen con más claridad la idea de desprecio, odio, y furia de indignación. Si clamas a Dios para que tenga piedad de ti, Él estará tan lejos de hacer tal cosa en tu doloroso caso, o de mostrarte ningún cuidado o favor, que, en lugar de ello, te hollará bajo sus pies. Y aunque sabrá que no podrás sobrellevar el peso de la omnipotencia sobre ti, no tendrá consideración, sino que te aplastará bajo sus pies sin misericordia; hará volar tu sangre al molerte, y salpicará sobre sus vestidos, de tal manera que manchará todas sus ropas. No sólo te odiará, sino que te tendrá bajo el desprecio más extremo; no habrá otro lugar más adecuado para ti que el estar bajo sus pies, ser pisoteado como el fango de las calles. 



3. La miseria a la que estás expuesto es aquella que Dios infligirá con el fin de mostrarte lo que la ira de Jehová es. Dios ha tenido en su corazón el mostrar a los ángeles y a los hombres cuán excelente es su amor, y también cuan terrible es su ira. Algunas veces los reyes terrenales tienen en mente mostrar cuán terrible es su ira, por los castigos extremos que ejecutan en contra de aquellos que le provocan. Nabucodonosor, ese monarca poderoso y orgulloso del imperio caldeo, estuvo presto a mostrar su ira cuando se encolerizó contra Sadrac, Mesac y Abednego; y de esa manera dio orden de que el fiero horno ardiente fuera calentado siete veces más de como estaba. Sin duda, fue levantado al grado más extremo de furor que el arte humano podía levantar. Pero el gran Dios está también presto a mostrar su ira, y magnificar su terrible majestad y omnipotencia, en los sufrimientos extremos de sus enemigos. "¿Y qué, si Dios, quieren demostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción?" (Rom. 9:22). Y viendo que ésta es su diseño, aquello que Él ha determinado, mostrar cuán terrible es la ira, la furia y el furor de Jehová cuando no es refrenado, Él lo llevará a cabo. Sucederá ante un testigo algo que será espantoso. Cuando el gran Dios airado se haya levantado y ejecutado su terrible venganza sobre el pobre pecador, y cuando el miserable esté sufriendo el peso y el poder infinito de su indignación, entonces Dios llamará al universo completo para que contemple esa terrible majestad y omnipotencia que será vista en ella. "Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego. Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió a los hipócritas". (Is. 33:12-14). Así será con aquellos de ustedes que están en un estado de no conversión, si continúan en él. El poder infinito, la majestad y lo terrible del Dios omnipotente será magnificado sobre ti, en la inefable fuerza de tus tormentos. Serás atormentado en la presencia de los santos ángeles, y en la del Cordero; y cuando te encuentres en ese estado de sufrimiento, los habitantes gloriosos del cielo irán y verán el terrible espectáculo, para que puedan ver lo que es la ira y el furor del Todopoderoso; y cuando lo hayan visto, caerán y adorarán es gran poder y majestad. "Y de mes en mes, y de día de reposo, en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre". (Is. 66:23-24). 



4. Es una ira eterna. Sería terrible sufrir este furor y esta ira del Dios Todopoderoso por un momento; pero debes sufrirla por toda la eternidad. No habrá fin para esta aguda y horrible miseria. Cuando mires hacia delante, verás un largo para siempre, una duración infinita ante ti, la cual tragará tus pensamientos, y sorprenderá tu alma; y estarás absolutamente desesperado de no tener liberación, de no tener fin, de no mitigar, de no tener reposo del todo. Conocerás ciertamente que deberás consumirte luchando contra esta venganza todopoderosa y ausente de misericordia durante largas edades, millones de millones de edades. Y cuando así lo hayas hecho, cuando esas tantas edades hayan pasado sobre ti de esa manera, conocerás que eso es sólo un punto de lo que queda. De manera que tu castigo será verdaderamente infinito. ¡0h, quién puede expresar cuál es el estado del alma en tales circunstancias! Todo lo que podamos decir acerca de ello solamente da una representación muy débil; es inexpresable e inconcebible, porque "¿quién conoce el poder de la ira de Dios?" 

¡Cuán terrible es el estado de esos que diariamente y a cada hora están en peligro de esta gran ira y miseria infinita! Pero ese es el lúgubre caso de cada alma en esta congregación que todavía no ha nacido de nuevo, no importa cuán moralistas, estrictos, sobrios y religiosos puedan ser. ¡Oh, si tan sólo considerarlas esto, ya seas joven o viejo! Hay razón para pensar, que hay muchos ahora en esta congregación oyendo este discurso, que eventualmente serán sujetos de esta miseria por toda la eternidad. No sabemos quiénes son, ni en qué asientos están, ni qué pensamientos tienen ahora. Puede que ahora están cómodos, y oigan todas estas cosas sin mucha turbación, y están ahora engañandose a sí mismos de que ellos no son esas personas, prometiéndose también que escaparán. Si conociéramos de una persona, sólo de una en esta congregación, que fuera sujeto de esta miseria, ¡qué terrible sería pensar en ello! Si supiéramos quien es, ¡qué vista más terrible fuera el mirar a tal persona! ¡Cómo surgiría un grito de lamento amargo por él de parte del resto de la congregación! Pero ¡ay! en lugar de uno, ¡cuántos de ustedes recordarán este discurso en el infierno! Sería un milagro si algunos de los que están ahora presentes no se encontraran en el infierno dentro de poco tiempo, o antes de que este año termine. Y no seria un milagro si algunas personas, de las que ahora están aquí sentadas en algunos asientos de esta casa de reunión, en salud, quietos y seguros, se encuentren allí antes de mañana en la mañana. Aquellos de ustedes que continúen en un estado natural, que piensen que serán librados del infierno más tiempo, ¡estarán allí en poco tiempo! Su condenación no se tarda; vendrá velozmente, y, con toda probabilidad, muy prontamente, sobre muchos de ustedes. Ustedes tienen razón al admirarse de que no están ya en el infierno. Es dudoso el caso de algunos que ustedes han visto y conocido, que nunca merecieron el infierno más que ustedes, y que una vez parecieron igualmente estarvivos como ustedes. 

Su caso ha perdido toda esperanza; ahora están gritando en extrema miseria y perfecta desesperación; pero ustedes están aquí en la tierra de los vivientes, en la casa de Dios, y tienen una oportunidad de obtener salvación. ¡Qué no darían esas pobres, condenadas y desesperanzadas almas por un día de oportunidad como el que ahora disfrutas! Y ahora tienes una oportunidad extraordinaria, un día en el que Cristo tiene ampliamente abierta la puerta de la misericordia, permanece allí llamando, y gritando con alta voz a los pobres pecadores; un día en el que muchos están uniéndose a Él, y apresurándose a entrar en el reino de Dios. Muchos vienen diariamente del este, oeste, norte y sur; muchos que estuvieron últimamente en la misma condición miserable en que están ustedes, y que ahora están en un estado de alegría, con sus corazones llenos de amor por aquel que los amó y los lavó de sus pecados con su propia sangre, y se gozan en la esperanza de la gloria de Dios. ¡Cuán terrible será ser echado a un lado en aquel día! ¡Ver a tantos festejando, mientras te estás consumiendo y pereciendo! ¡Ver a tantos regocijándose y cantando con gozo del corazón, mientras tienes motivo para lamentarte con pena interior, y clamar a gritos con vejación del espíritu! ¿Cómo pueden descansar aun un momento en tal condición? ¿No son sus almas tan preciosas como las almas de la gente de Suffield [un pueblo de las inmediaciones] que están yendo a Cristo día tras día? ¿No hay muchos de ustedes aquí que han vivido un largo tiempo en el mundo, y hasta este día no han nacido de nuevo? ¿Y son así extranjeros de la nación de Israel, y no han hecho otra cosa desde su existencia que atesorar ira en contra del día de la ira? Oh, señores, su caso, en una manera especial, es peligroso en extremo. Su culpa y dureza de corazón es extremadamente grande. ¿No ven ustedes cómo generalmente las personas de su edad son pasadas por alto y dejados en el notable presente y maravillosa dispensación de la misericordia de Dios? Tienen necesidad de considerarse a ustedes mismos, y despertar por completo del sueño. No pueden llevar la carga del furor y la ira del Dios infinito. ¿Y ustedes, hombres y mujeres jóvenes, negarán esta preciosa época que ahora disfrutan, cuando tantos otros de su edad están renunciando a todas las vanidades juveniles, y yendo a Cristo? Tienen ahora una oportunidad extraordinaria; pero si la rechazan, les pasará como a esas personas que gastaron todos los días preciosos de su juventud en el pecado, y ahora han pasado a un estado de ceguera y endurecimiento. Y ustedes, hijos, que están sin convertir, ¿no saben que van al infierno, a sobrellevar la terrible ira de ese Dios, que ahora está enojado contigo cada día y noche? ¿Estarán ustedes contentos de ser hijos del diablo, cuando tantos otros niños en la tierra están convertidos, y han venido a ser los hijos santos y alegres del Rey de reyes? Que cada uno que esté sin Cristo, y colgando sobre el abismo del infierno, ya sea anciano o anciana, de mediana edad, joven o niños, oigan ahora los fuertes llamados de la palabra y la providencia de Dios. 

Este año aceptable del Señor, un día de tanto favor para algunos, serásin lugar a dudas un día de notable venganza para otros. Los corazones de los hombres se endurecerían, y su culpa se incrementaría aprisa en un día como éste, si niegan salud a sus almas. Nunca hubo tanto peligro para estas personas de ser entregadas a la dureza de corazón y ceguera de mente. Dios ahora parece estar reuniendo apresuradamente a sus escogidos de todas partes de la tierra; y probablemente la mayor parte de los adultos que se salvarán, serán traídos dentro de poco tiempo, yserá como el gran repartimiento del Espíritu sobre los judíos en losdías de los apóstoles. Los elegidos obtendrán la salvación, y el resto será cegado. Si éste fuera tu caso, maldecirías este día eternamente, ymaldecirías el día en que naciste al ver el tiempo de repartimiento del Espíritu, y desearás haber muerto e ido al infierno antes de haberlo contemplado. Ahora, indudablemente, como lo fue en los días de Juan el Bautista, el hacha está colocada de una manera extraordinaria a la raíz de los árboles, para que todo árbol que no dé buen fruto, sea cortado, y arrojado al fuego. Por tanto, que todo aquel que esté sin Cristo,despierte ahora y huya de la ira por venir. La ira del Dios Todopoderoso se cierne ahora sobre una gran parte de esta congregación. Que cada uno huya de Sodoma: "Dense prisa y escapen por sus vidas; no miren tras sí, escapen al monte, no sea que perezcan". 



¿POR QUÉ PREDICAR Y ENSEÑAR?


¿POR QUÉ PREDICAR Y ENSEÑAR? 

                      Por Fran Schmidt 

La vez pasada, se tocó el tema de la perspicuidad de las escrituras, la enseñanza bíblica de 
que cada creyente puede sacar provecho espiritual de las Escrituras. Puede ser que, al 
reflexionar sobre esta enseñanza, surja una duda: "Si Dios bendice las Escrituras y si cada 
creyente puede sacar provecho de ellas, ¿dónde cabe la predicación y enseñanza de la 
Palabra? ¿Por qué hay que predicar y enseñarla? 

Por supuesto, desde la antigüedad Dios ha ocupado a los seres humanos que lo conocen 
para ser sus voceros a los demás. Entre muchas razones que Dios usa la enseñanza y la 
predicación no obstante la perspicuidad de las Escrituras, se pueden mencionar dos. 

Alguien una vez dijo que la buena predicación era "la verdad expresada a través de la 
personalidad del predicador." Otro comentó que la mejor manera de preparar un sermón era 
estudiar un texto y orar sobre ello hasta que Dios realmente sacudiera su vida con esa 
verdad. Así que, una razón por la que Dios usa la predicación y enseñanza es por la 
dinámica de una vida transformada. Dios quiere que un maestro o predicador realmente 
aplique una verdad bíblica a su propia vida y de ahí que el predicador con el poder y la 
convicción de su propio ejemplo anime a los demás a aplicar la misma verdad bíblica a sus 
vidas. 

Por ejemplo, un tubo de PVC puede pasar agua de un lugar a otro. Un árbol hace lo mismo, 
ya que las raíces chupan agua del suelo y la llevan a las hojas. Sin embargo, hay un enorme 
contraste entre el tubo y el árbol: el agua pasa a través del tubo sin que haya cambio alguno 
en el tubo; sin embargo, en el caso del árbol, el flujo del agua cambia al árbol, produciendo 
crecimiento y vida. Dios no quiere que seamos nada más que trasmisores de información. 
Dios quiere que la palabra transforme nuestra vida y que así prediquemos con convicción 
desde nuestra propia experiencia.  

Otra razón es que Dios usa la predicación para que el predicador o maestro sirva como 
puente entre el texto bíblico con su trasfondo en el mundo antiguo y la audiencia que está 
viviendo en el mundo moderno. Si bien cada creyente puede sacar provecho de las 
Escrituras, hay que reconocer que hay retos para entenderlas bien y aplicarlas a la vida 
moderna. Las Escrituras fueron escritas en otros idiomas diferentes al castellano, en medio 
de culturas y costumbres diferentes a las nuestras, con referencias a lugares geográficos que 
a lo mejor una congregación moderna no conoce. ¡No es de extrañar que haya textos que 
son muy difíciles de entender! 

También hay que entender un texto de la Biblia en su contexto inmediato (o sea, los 
versículos inmediatamente antes y después), en su contexto remoto (otros versículos en el 
mismo libro que tocan el mismo tema), a la luz de referencias cruzadas (textos a través de 
toda la Biblia que tocan el tema) y a la luz de la enseñanza general de la Biblia. 

Un maestro o predicador entre mejor maneje estas cosas, más capaz será en dar una buena 
exégesis de un texto. Sin embargo, entender bien el texto es cruzar el puente sólo hasta la 
mitad. Para una buena exposición de la palabra no basta sólo entender la Biblia. También hay que entender a la audiencia. Hay que hacer una exégesis de las personas con quienes 
uno va a estar compartiendo la Palabra, porque sólo así va a poder aplicar bien las 
Escrituras a la vida de ellas.  

Pensando en las personas que están bajo su ministerio, ¿cuáles son sus fuertes y sus 
debilidades? ¿Sus dones espirituales? ¿Sus valores? ¿Su historia personal? ¿Su vida 
familiar? En su trabajo, ¿cuáles tentaciones o retos enfrentan? ¿Cuáles son los pecados de 
la cultura en que viven? 

Por supuesto, si el único contexto en que uno ve a alguien es el domingo en la mañana, será 
muy difícil conocerlo más que superficialmente. Por eso, hasta lo posible, es bueno buscar 
otras oportunidades para pasar tiempo con las personas a quienes uno ministra. Visítelos en 
sus casas y si es posible en su trabajo. Pase tiempo informal con ellos. Escúchelos, 
obsérvelos, ámelos y ore por ellos. 

Muchas veces cuando la gente en la congregación tiene un encuentro con Dios durante la 
predicación, es porque el predicador con mucho esmero y oración ha hecho un buen trabajo 
de "puente". 

Que seamos fieles enseñando la palabra de Dios.

CARACTERÍSTICAS DE UN LÍDER



CARACTERÍSTICAS DE UN LÍDER
La propia definición de liderazgo enumera ya varias características:  
1.   Capacidad de comunicarse. La comunicación es en dos sentidos. Debe expresar claramente 
sus ideas y sus instrucciones, y lograr que su gente las escuche y las entienda. También debe 
saber "escuchar" y considerar lo que el grupo al que dirige le expresa.  

2.   Un líder tiene la sensibilidad de motivar y alentar a la gente. Es un hombre o una mujer 
que está en contacto con cada uno de sus seguidores, les anima, les conversa, les invita a estar 
en comunión por medio de actividades que él mismo fomenta, tales como cenas, desayunos, 
reuniones de trabajo, etc., en fin tiene un trato con cada uno, que les hace sentir amados e 
importantes en el proyecto que realizan. 

3.   Inteligencia emocional. Salovey y Mayer (1990) definieron inicialmente la inteligencia 
emocional como —la habilidad para manejar los sentimientos y emociones propios y de los 
demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar el pensamiento y la 
acción. Los sentimientos mueven a la gente, sin inteligencia emocional no se puede ser líder. 

4.   Capacidad de establecer metas y objetivos. Para dirigir un grupo, hay que saber a dónde 
llevarlo. Sin una meta clara, ningún esfuerzo será suficiente. Las metas deben ser congruentes 
con las capacidades del grupo. De nada sirve establecer objetivos que no se pueden cumplir.  

5.   Capacidad de planeación. Una vez establecida la meta, es necesario hacer un plan para 
llegar a ella. En ese plan se deben definir las acciones que se deben cumplir, el momento en 
que se deben realizar, las personas encargadas de ellas, los recursos necesarios, etc.  

6.   Un líder conoce sus fortalezas y las aprovecha al máximo. Por supuesto también sabe 
cuáles son sus debilidades y busca subsanarlas.  

7.   Un líder crece y hace crecer a su gente. Para crecer, no se aferra a su puesto y actividades 
actuales. Siempre ve hacia arriba. Para crecer, enseña a su gente, delega funciones y crea 
oportunidades para todos.  

8.   Tiene carisma. Carisma es el don de atraer y caer bien, llamar la atención y ser agradable a 
los ojos de las personas. Para adquirir carisma, basta con interesarse por la gente y demostrar 
verdadero interés en ella; en realidad, en el carisma está la excelencia. Se alimenta con 
excelencia, porque es lo más alejado que hay del egoísmo. Cuando un líder pone toda su 
atención en practicar los hábitos de la excelencia, el carisma llega y como una avalancha cae 
un torrente sobre el líder.  

9.   Es innovador. Siempre buscará nuevas y mejores maneras de hacer las cosas. Esta 
característica es importante ante un mundo que avanza rápidamente, con tecnología 
cambiante, y ampliamente competido. 

10. Un líder es responsable. Sabe que su liderazgo le da poder, y utiliza ese poder en beneficio 
de todos. 

 11. Un líder está informado. Se ha hecho evidente que en ninguna compañía puede sobrevivir 
sin líderes que entiendan o sepan cómo se maneja la información. Un líder debe saber cómo 
se procesa la información, interpretarla inteligentemente y utilizarla en la forma más moderna 
y creativa.  

Un cometario sobre Apocalipsis 12:9-18


Un cometario sobre Apocalipsis 12:9-18

El Dragón lanzado a la Tierra
(V. 9) << 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él>> : En ese momento se cumplirá del todo lo profetizado en Isaías 14: 12; <<¡Cómo caíste del cielo, Lucero, hijo de la mañana ! Derribado fuiste a tierra , tú que debilitabas a las naciones>> . Satanás fue echado ya hace muchos siglos del cielo de Dios. En ese momento, será echado fuera del cielo físico. El destino momentáneo de Satanás y sus demonios es en ese momento la tierra. Ahora bien, meditemos en esto: Si ahora existe el mal a causa de los demonios que pululan por doquier, que viven en las vidas de los hombres y que hacen estragos, ¿qué ocurrirá cuando todos estén sobre este planeta? Además, habrán sido soltados los que están encerrados en el abismo (ver Ap. 9: 2, 3). Cuando absolutamente todos los demonios estén ordenadamente sueltos por este planeta, el caos a todos los niveles será la norma. Es evidente que la Iglesia de Jesucristo como tal no estará en ese tiempo sobre la tierra, por dos razones. A saber:
        1- Mientras esté la Iglesia sobre la tierra, la "suelta" de demonios no se puede producir. La Iglesia por el poder del Espíritu Santo impide que esto pase (2 Ts. 2: 6, 7)
        2- La Iglesia de Jesucristo no estará sobre la tierra, justamente porque eso va a pasar (todos los demonios estarán en la tierra); si fuera de otro modo, se produciría una imposible contradicción con la Palabra de Dios, expresada por el propio Jesucristo cuando dijo: << Las puertas del Hades (la fuerza del mal), no prevalecerán contra la Iglesia>> (Mateo 16: 18c)
(V. 10) << 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche>> : Esta expulsión del maligno de lugares concretos a la tierra no sólo tiene una importancia de orden logístico, sino que la tiene de orden espiritual. En ese momento, la oposición real del maligno contra la voluntad de Dios se acaba. Nótese que decimos la voluntad de Dios, y no contra Dios, ya que Dios no tiene oponentes que le hagan sombra: Is. 44: 18 << No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno>> y Prov. 21: 30 <<No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra Jehová>> .
<<...ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche>> : Ese acusador es el mismo diablo, el cual tiene como "ocupación" el acusar ante Dios a los hijos de Dios. Tenemos un ejemplo claro en la historia de Job (ver Job 1: 6-12). Curiosamente, ese acceso que el diablo tenía a la presencia de Dios a modo de audiencia que se le concedía, y que todavía se le concede, dejará de ser cuando Miguel con sus huestes intervengan. Esto no significa que el diablo y sus demonios estén en el Cielo (no hay ni un solo demonio en el Cielo); significa solamente, que tiene acceso a la presencia de Dios para acusarnos<<de día y de noche>> . ¡Gracias sean dadas a Dios, que un día eso terminará para siempre! Dicho esto, decimos ahora que de aquí hemos de sacar una lección práctica importante: ¡No demos razones al diablo para que nos acuse ante Dios! Vivamos vidas rectas y sin mancha ante Él
El que los acusaba
( V. 10) << Oí una gran voz en el cielo, que decía: ... ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos , el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche>: Es muy interesante este pasaje; prestemos atención. Es evidente por el contexto, que esa voz que oía Juan era la voz de algún emisario de parte de la Iglesia ascendida y glorificada, el cual se identifica con los acusados por el diablo, a los cuales llama hermanos. Nunca un ángel será un hermano ya que es otra creación. Necesariamente deberá tratarse de un ser humano salvo y ya glorificado en ese tiempo. Llama hermanos a los que recibieron a Cristo en la tierra después del Rapto, y que son día y noche acusados por el diablo; el cual no se atreve a acusar a los que ya están en el cielo, porque sería una estupidez. El que sea la voz de un hermano en el cielo, hablando de los otros hermanos en la tierra, es una prueba más de que la Iglesia, efectivamente será arrebatada (es decir, sacada de este planeta) antes de que se produzcan esos eventos; Gran Tribulación incluida. Todo esto lo deducimos también por el contexto del siguiente versículo (11), que nos habla de lo que esos nuevos creyentes que surgirán después del Rapto de la Iglesia, deberán pasar.
(V. 11) << 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte>> : La voz que procedía del cielo se sigue refiriendo a aquellos consiervos que no están en el cielo todavía, sino que son los que se van convirtiendo en la Gran Tribulación, siendo perseguidos, martirizados y muertos. Han vencido al diablo porque son más que vencedores, y todo a través de:
  La sangre del Cordero , ya que la sangre de Cristo es el derecho legal nuestro para vencer y declarar victoria frente a nuestro oponente, Satanás.
  La palabra de su testimonio . Los judíos y los gentiles que se convierten en ese tiempo, dan testimonio de su fe en Cristo Jesús. Esa es la fe que vence al mundo, y al diablo, que es el príncipe de este mundo (1 Juan 5: 4, 5).
<<... y menospreciaron sus vidas hasta la muerte>> : Tal será el punto de su obra testimonial, que olvidarán que sus vidas en cuanto a lo natural correrán peligro. No les importará esto último porque en ese momento habrán encontrado la perla de gran precio (Mt. 13: 44, 45), el tesoro escondido en el campo (Mt. 13: 44); habrán encontrado la razón de existir y vivir; habrán encontrado a Jesús.
Hoy en día, si bien es cierto que en varias partes del mundo los creyentes verdaderos tienen sus vidas pendientes de un hilo, no es así con todos en todas partes del globo. No obstante, los creyentes del tiempo de la Gran Tribulación, sí deberán, no sólo estar dispuestos a morir, sino que una inmensa mayoría de ellos de hecho morirán. Así pues, sólo se puede cumplir a cabalidad ese versículo entre los creyentes de la Gran Tribulación. Eso nos lleva de nuevo a la conclusión, de que son ellos los que no serán acusados por el diablo, tal y como dirá a gran voz, uno de los previamente arrebatados al Cielo (v. 10).
(V. 12) << 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo>> : La gran voz sigue hablando con gran ánimo: Los cielos han de alegrarse por, al menos dos motivos:
     1- Los cielos han sido limpiados de demonios, así que todo ser celestial de Dios tiene libre acceso a cualquier lugar de esa índole.
           2- Los cielos y los que moran en ellos, y ahora, concretamente, el cielo de Dios ha de alegrarse, porque está recibiendo gran cantidad y calidad de santos; los que menosprecian sus vidas hasta la muerte.
<<...¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo>> : No obstante, hay una contrapartida a esa alegría. Hay una, llamémosla "malaventuranza" (como la llama Lacueva): La de los << moradores de la tierra y el mar>> . Estos son los que tienen su mirada en las cosas de este mundo, a modo de la mujer de Lot (Gn. 19: 26). Son todas las personas que rechazan al Santo. Estos, no pueden alegrarse, por al menos también dos motivos:
           1- No tienen la vida, porque han rechazado la Vida (1 Jn. 5: 12).
           2- El diablo, el que es << homicida desde el principio>> (Jn. 8: 44), echado de los cielos, está junto con todos sus demonios en plena ira efervescente, y esta vez la va a descargar del todo contra los hombres sin Dios.
Ese <<¡ay!>> es, no sólo una exclamación al ver el horror que se avecina, sino una advertencia a todos los hombres, para que se arrepientan de sus pecados y se vuelvan a Dios. El diablo tiene un acicate, sabe que ya le queda muy poco tiempo de ser el << príncipe de este mundo>> ; en este punto, ya ha entendido que la proclamación de que el reino de este mundo ha venido a ser del Señor y de su Cristo (Ap. 11: 15), es una realidad que no puede ni negar ni ocultar.

(V. 13-17) El afán destructor del diablo
(V.13) << 13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón>> : Una vez en tierra, despojado de todo poder desde las alturas, el diablo sólo busca el destruir, y ya con toda la saña y el descaro. Primeramente, enfoca su odio en la mujer , es decir, en Israel. Justamente el odio que Satanás tiene contra Israel, es por el hecho de que de ese pueblo, nació el Mesías. Satanás odia a Jesús.
(V. 14) <<Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo>> : Milagrosamente, los judíos convertidos a Cristo (y otros en proceso de convertirse), pondrán sus vidas a salvo en un lugar determinado preparado por Dios. La Biblia hace mención de las alas (ver Ex. 19: 4; Dt. 32: 11; Sal. 103: 5; Is. 40: 31). Las alas, pues, significan protección de parte de Dios. Por otra parte, ¿sería que Juan estaba viendo a los judíos montándose en aviones que les llevaban a algún lugar seguro? No sabemos; pero una cosa sí sabemos, sea como fuere, el Israel de Dios será soberanamente protegido en ese tiempo y lugar.
<<... para que volase de delante de la serpiente...>> : Literalmente, del griego se traduce << para que volase lejos del rostro de la serpiente>> . Se entiende así mejor, en el sentido de que los judíos rápidamente (irán volando), escaparán y se apartarán de la misma presencia de la serpiente. El pueblo de Dios entonces, el judío, vuela , y lo hace por delante de la serpiente . Ahora Satanás no se manifiesta como dragón, sino como serpiente. La serpiente es sutil y sinuosa. Podemos entender esto como que el diablo, como serpiente, a través de sus hombres, y encabezados por su Bestia Anticristo y el Falso Profeta, en un principio en ese tiempo, intentará destruir a Israel de forma más o menos oculta y sutil, valiéndose de la política y la diplomacia en un principio. Esto dará al pueblo de Dios ventaja para ir a esconderse <<... al desierto, a su lugar...>> . Existe un lugar, en el desierto del mundo, es decir, en un lugar a salvo del mundo y de su príncipe. Ese lugar es un lugar expresamente preparado por Dios. Dice el Señor en Isaías 26: 20, 21; <<Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras de ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada en ella, y no encubrirá ya más a sus muertos>> . Esta escritura es para el tiempo del fin, a tenor de la última frase. Esos aposentos, son sin duda el lugar que Dios ha preparado para ellos en aquellos días que están por venir. Para entender mejor acerca de los planes del Señor para el Israel de nuevo en su tierra, y su gloria después del Armagedón, leer con detenimiento el capítulo 27 de Isaías.
<<la mujer...donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo>> :
Esto es, tres años y medio. Evidentemente, se corresponde con el tiempo de reinado de la Bestia Anticristo sobre la tierra. Los judíos serán sustentados , la pregunta es obvia: ¿Por quién? Serán tiempos excepcionales, es evidente que el Señor soberanamente se ocupará de ellos, pero también dará cabida a la intervención humana, esta vez de gentes que se volcarán en ayudar a los judíos. Escribe así Lacueva: <<La opinión más probable es que gentiles convertidos a Cristo, y amantes del pueblo judío, serán el instrumento de Dios para sustentar clandestinamente, con riesgo de sus vidas, a los judíos refugiados>> . Dios muy a menudo busca el operar juntamente con los hombres, de ahí el sentido de la oración y el ruego, así como la intercesión de la Iglesia. Soy de la convicción de que esos gentiles que ayudarán a los judíos, son parte de las ovejas que el Mesías pondrá a su diestra en Su venida, y juzgue a las naciones ( ethnos ) (ver Mateo 25: 31-46).
(V. 15, 16) << 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca>> : En este punto, el diablo, representado por la serpiente, estalla en violencia, ya que no ve prosperada su voluntad a través de la política, a fin de destruir al pueblo de Dios, el judío. Recordemos que todo este capítulo está presidido por una extensa simbología. Por no ser ahora menos, la Escritura nos habla de que la serpiente (el diablo) arroja contra la mujer (Israel) agua como un río. Leemos en Jeremías 46: 7 <<¿Quién es esteque sube como un río y cuyas aguas se mueven como los ríos?>> . Aquí compara Jeremías al enemigo de Israel con un río. Pero más clara es la siguiente escritura que, además, nos habla justamente acerca de lo que estamos viendo: <<Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río , mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová>> (Isaías 59: 19, 20) . Ese río será el ejército de la Bestia Anticristo, enviado por Satanás contra el Israel de Dios. Ya la Escritura nos adelanta lo que ocurrirá: El Espíritu de Dios se levantará contra él. Curiosamente, también la Escritura nos aclara que seguidamente vendrá, es decir, volverá Cristo a Sion; es decir a Israel, claramente declarando la venida en gloria del Mesías.
(V. 16) << 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca>> : Muchos comentaristas, y yo entre ellos, creemos que aquí sí será del todo manifiesta la soberanía de Dios en un acto sobrenatural. Creo que literalmente la tierra se abrirá y tragará ese ejército espectacular lanzado contra los judíos escondidos en sus aposentos en el desierto. Como dice Barchuk (citado por Lacueva): <<En aquel tiempo ese "río" de Faraón lo tragó el mar, y ahora el "río" del Anticristo lo tragará la tierra. Exactamente cómo sucederá no es posible decirlo ahora. Es probable que la tierra simplemente se abra y trague a los perseguidores, igual que sucedió con Coré, Datán y Abiram (Nm. 16: 27, 31-34) >>.
(V. 17) << 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo>> : Impotente por no poder dañar a Israel, el diablo a través de su Anticristo, irá a hacer la guerra contra el resto de la descendencia (o simiente) de Israel. La pregunta es obvia, ¿quién es la descendencia de Israel? Evidentemente todos los creyentes de origen gentil. Habrá todavía sobre la tierra en aquellos días gentes de origen no judío que fueron convertidos a Cristo durante el tiempo de la tribulación, es decir, al tiempo posterior al Arrebatamiento de la Iglesia. Contra estos irá el Anticristo, y serán mártires, los cuales serán decapitados (20: 4).
(V. 18) <<y se paró sobre la arena del mar>> : Los manuscritos más fidedignos terminan este capítulo con la primera frase del capítulo siguiente, pero eso sí, refiriéndose, no a Juan, sino al dragón. Esto tiene toda la lógica dentro del contexto del libro. Juan no va de un lugar a otro (entiéndase en cuerpo), sino que está en "el espíritu"; viendo las cosas en visión. Así pues, el dragón, esto es, el diablo, se pone en pie en la arena del mar; ¿por qué? Antes de responder a esta pregunta, entendamos que el diablo lo compara la Palabra con el monstruo Leviatán; monstruoso reptil que vive en el mar (Is. 27: 1; S. 74: 14). El dragón está en la arena del mar en posición erguida, es decir humana, por lo tanto pensante, porque está a punto de realizar un acto malvado. Llamar al que está en el mar, en el mar de las naciones, a la Bestia o Anticristo.
s que� e � n 0� ��� , y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá>> . Justo cuando la Bestia Anticristo se quite la máscara de bondad y aparezca tal y como es, sentándose en el trono de Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Ts. 2: 3, 4), Jesús conmina a su pueblo a escapar de ahí, sin volver la vista atrás, anunciando el tiempo de la Gran Tribulación.
¿Dónde en el desierto?
El remanente de Israel tendrá que huir al desierto para ser guardado allí por 1.260 días en un lugar previamente preparado por Dios. Parece que Isaías da una pista al respecto, aunque se trata de sólo una hipótesis. Leemos así en Isaías 16: 1-5; << Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sion. Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón. Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador ; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia>> . Sela es la antigua Petra, ciudad antigua enclavada en un lugar inaccesible en el desierto, en la actual Jordania. En el tiempo preciso, ese santo remanente sabrá donde deberá ir. Se prevee muchas manifestaciones del poder de Dios para aquel tiempo.


Apocalipsis 12.La Mujer y el dragón


Un comentario de Apocalipsis 12.La Mujer y el dragón 

Apocalipsis - Capítulo 12

Las dos grandes señales
Introducción
En este capítulo veremos un conflicto espiritual remarcable; mucha guerra espiritual; los ángeles de Dios, con Miguel a la cabeza, peleando contra Satanás y sus demonios, a favor del pueblo de Dios, Israel (12: 7, 16; Dn. 12: 1). Es también un capítulo lleno de simbolismo. Como dice R. A. Taylor: <<Esta es la primera de varias visiones que forman un interludio entre las siete trompetas y las siete copas. Éstas revelan más detalles de la lucha entre el bien y el mal en el cielo y sus efectos consecuentes sobre el pueblo de Dios en la tierra>> . Estas señales o símbolos, nos ayudarán a entender realidades espirituales. Veremos acerca del furor del diablo que, al verse arrojado a la tierra (12: 9) se vengará en los no creyentes (12: 12), y buscará el destruir al pueblo de Dios de aquel tiempo (12: 13, 14, 17). Veremos acerca del favor de Dios hacia Israel, protegiéndoles del mal (12: 6, 16).Veremos acerca del regocijo que habrá en el cielo cuando el diablo sea por fin echado a la tierra, y deje de acusar a los hermanos (12: 10, 12). Veremos a continuación como empieza el capítulo acerca de una mujer revestida del sol; ¿qué será ese misterio? Este capítulo, por tanto está impregnado de un gran simbolismo a fin de que podamos entender cosas que ya ocurrieron  (V. 2), y cosas que están por ocurrir. Veremos que lo importante no es el tiempo, ya que Juan está viéndolo todo desde la perspectiva celestial que es eterna, sino los acontecimientos en sí, que de seguro acontecerán en su tiempo aquí en la tierra. A este respecto, me gustaría citar aquí a Ray C. Stedman: <<A fin de entender este capítulo debemos recordar que las escenas terrenales que nos enseña lo hace desde un punto de vista celestial. En el capítulo 4 Juan fue llevado al cielo y le fueron mostradas todas las cosas que se mencionan entre los capítulos 4 al 19. Cuando se contemplan los acontecimientos terrenales desde la panorámica celestial, el tiempo no es nunca un factor y no se trata de una cuestión de secuencia o de cronología, sino simplemente de acontecimientos. En este capítulo tenemos una observación telescópica del conjunto de los acontecimientos que estaban muy distanciados por el tiempo. Desde el punto de vista celestial, se nos muestra lo que sucede y no cuándo sucede. Si puede usted acordarse de eso, el capítulo tendrá sentido>>. Y por último, lo más significativo de todo, veremos como Dios de nuevo, y después de tanto tiempo, vuelve a ocuparse de su pueblo, Israel.
Comentario
(V. 1, 2) La mujer revestida del sol
(V. 1, 2) << 1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento>> : Por un momento, volvamos al final del anterior capítulo, para que podamos entender mejor todo el contexto de lo que está viendo Juan: (11: 19) << El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo>> : Estamos en el contexto del toque de la séptima trompeta, cuando se anuncia la inminente consumación del misterio de Dios (10: 7), es decir, cuando el reino de este mundo empieza de facto a pasar a las manos de Dios y de su Mesías (11: 15). En 11: 19, vemos la manifestación del poder de Dios actuando desde el templo del Cielo. Cuando eso ocurre, inmediatamente tiene esto repercusiones en el mismo cielo y en la tierra. De repente, en el contexto de la manifestación del poder de Dios, Juan ve una <<gran señal>> , él mismo lo dice. La palabra señal da la clave para interpretar lo que sigue a continuación; será simbólico. Es como soñar un sueño el cual tiene que ser interpretado. Dice Watchman Nee:<<Las señales aparecen para decir a las gentes lo que hay que esperar que ocurra>>. Esa gran señal no la ve en la tierra sino en el cielo. El griego original dice: <<en el cielo abierto>> . Por lo tanto deducimos que esa gran señal, muestra algo muy concreto y real que está por ocurrir, y que ocurrirá seguro. Además será en la tierra, y no en el cielo (Ver V. 3 y 13).
La gran señal
Lo que ve es una mujer revestida del sol; cubierta del todo por el sol. Jesucristo es nuestro sol de justicia (Mal. 4: 2); por lo tanto, esta mujer ha sido justificada por Jesucristo. Tiene la luna bajo sus pies. Significa que tiene poder sobre lo que representa la luna; ¿qué representa? La luna sólo se ve durante la noche. La noche representa las tinieblas. Las tinieblas son a Satanás lo que la luz es a Dios. Muchos comentaristas llegan a la misma conclusión al disertar sobre lo siguiente. De acuerdo con el sueño de José (ver Gn. 37: 9, 10), el sol representaba a Jacob, y la luna a Raquel, su mujer (pues Raquel era la madre de José). Las once estrellas serían los once hermanos de José y la doceava estrella sería José. No obstante, estoy de acuerdo con Francisco Lacueva cuando dice que le extraña que Raquel esté representada debajo de los pies de la mujer, siendo como fue la esposa querida y deseada de Jacob. Así que llegamos a la siguiente conclusión: Tal y como dijimos, el hecho de que la mujer esté bañada por el sol, significa que ha sido salva, y por tanto, revestida de la justicia del único que salva y justifica: Jesucristo, nuestro sol de justicia. Las doce estrellas a modo de corona sobre su cabeza, no pueden ser sino la representación de las doce tribus de Israel con sus doce discípulos escogidos de Jesús (ver Mt. 19: 28), que representa la nueva dispensación de la gracia. Y, ahora bien, la luna << bajo sus pies>> , no es, evidentemente, Raquel, la esposa de Jacob (ya que el sueño que tuvo José, era de José y para José). La luna aquí, visto que está bajo los pies de esa mujer exaltada que no puede ser otra cosa sino el Israel salvo (no olvidemos que Juan ve una gran señal) , tiene que ser la representación de los males, engaños, falsas religiones, brujerías y obras de Satanás y de los hombres impíos que atentan contra el sol, que es Jesucristo y contra el Israel de Dios. No olvidemos que el Islam está representado por una luna. Aquí la luna está bajo los pies del Israel de Dios.<<La mayor parte de las naciones con las que entraron los hebreos en contacto eran adoradoras de la luna; en Ur de los caldeos, de donde por cierto salió Abraham; de Harán; en Canaan; en Egipto, donde sacrificaban un cerdo durante la luna llena (Heterodoxo 2: 47). En los templos paganos la luna era frecuentemente representada bajo el símbolo del Creciente, o mediante una estatua de aspecto humano>> (Nuevo diccionario bíblico ilustrado, Vila/Escuain). Sólo cuando la mujer (Israel: La hija de Sion) esté revestida por el sol de justicia (Cristo), tendrá poder para pisar la luna (el mal). Este Israel representado por esa mujer vestida del sol es la verdadera hija de Sion, el Israel de Dios de los tiempos de Jesús (de antes y después), y el Israel de los últimos días, el que se salva en la Gran Tribulación (ver Ap. 11: 1). Que Israel esté representada por una mujer no es ningún asombro. Hay muchas Escrituras que así lo representan. Ver por ejemplo Isaías 54. La Iglesia también está representada por una mujer; esta vez por una doncella desposada con su Marido que es Cristo (Ap. 19: 7, 8).
¿Por qué Israel, y no la Iglesia?
Porque viene el tiempo de Dios para Israel, y se acaba el tiempo de la Iglesia, la cual ya haría algún tiempo que habría sido arrebatada a los cielos cuando empiece el tiempo para Israel y ocurra lo revelado a través de la gran señal . El apóstol Pablo lo habló de parte de Dios con claridad: << Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados>> (Romanos 11: 25-27). La mención de la plenitud de los gentiles se refiere a los no judíos que han de ser salvos y constituyen la mayoría de los miembros de la Iglesia de Jesucristo a nivel mundial. Así que, al final de la séptima trompeta, cuando se cumpla el misterio de Dios, Dios se ocupará de su antiguo pueblo, como sigue diciendo Pablo hablando de los judíos: << Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios>> (Romanos 11: 28, 29) .
Claramente nos dice la Palabra de que Dios, porque los eligió y Su elección es irrevocable, se ocupará de ellos especialmente a partir de los últimos días previos a la venida en gloria de su Mesías.
Esa mujer no es la Iglesia
Cristo Jesús surge de su pueblo Israel; no de la Iglesia . Dice Stedman: << Algunos comentaristas afirman que simboliza a la iglesia, cuya imagen aparece al final de Apocalipsis como la esposa de Cristo, es decir, como una mujer, pero es imposible que esta mujer represente a la iglesia porque la iglesia no produjo a Jesús, sino que sucedió todo lo contrario. Fue el Señor quien dio origen a la iglesia y ésta surge del costado herido de Jesús. Por lo tanto, este simbolismo no encaja con la imagen que nos encontramos aquí>>. Si prestamos atención al capítulo primero del libro de Mateo, allí nos muestra la Escritura la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham... ¿por qué?, porque se pretende recalcar que el Mesías de Israel debía surgir de toda una genealogía que arrancara de Abraham (como padre de Israel), y que pasara por David, el rey de Israel por excelencia. Por tanto, Jesús el Rey, surge de Israel (la mujer encinta). Digamos entonces que la Iglesia es producto u obra de Jesucristo, nunca al revés. Dicho esto, nunca olvidemos que Jesús de Nazaret era judío y descendiente de David para heredar las promesas que Dios le hizo a David: que de sus lomos saldría el Rey de reyes y Señor de señores. Acerca de Israel en relación a Cristo, declaró con lágrimas el apóstol Pablo: <<... israelitas , de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén>> (Romanos 9: 4, 5)
(V. 2) << 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento>> : En esa visión, Juan veía  que esa mujer (no olvidemos que era una señal, nunca algo literal), estaba dando a luz con intensos dolores. Lo primero que podemos pensar cuando leemos este pasaje, es que se está refiriendo al nacimiento de Jesús en Belén, pero no es así. En primer lugar, y en el contexto del capítulo 12, ese hijo varón nos es presentado como Rey que regirá a las naciones con vara de hierro (v. 5). Sin embargo, Jesús no vino a este mundo 2.000 años atrás como Rey (aunque lo era), sino como siervo sufriente (Is. 53). Como veremos, el sentido de este versículo 2 es el de darnos a entender que Jesús fue entronizado como Rey a causa de Israel, para Israel y para el mundo entero.
El contexto correcto para entender este pasaje es el que venimos viendo: El resultado del toque de la séptima trompeta (Ap. 11: 15-19), cuando se cumple lo decretado en el Salmo 2 (sugiero leerlo detenidamente). Ante la rebelión de los pueblos y de sus dirigentes contra Dios y lo establecido por Él (S. 2: 1-3), el que habita en los cielos responderá (v. 4). Dice que <<hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira>>(S. 2: 5). Compárese ese versículo con Ap. 11: 19; <<...hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo>> . El resultado inmediato después de la proclamación de juicio sobre las naciones y pueblos rebeldes, es el de hacernos recordar el PACTO que Dios hizo con Israel (de ahí la mención del Arca de la Alianza - o del Pacto) en los cielos cuando se abre el templo de Dios en los cielos (ver 11: 19). Por ello el salmista declara de parte de Dios Padre: <<Yo he puesto mi rey (que es Cristo) sobre Sion, mi santo monte>> (S. 2: 6) . Y a continuación, en dicho salmo sigue diciendo: <<Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy>> (S. 2: 7). Sabemos por el contexto que esta declaración se refiere a la entronización de Cristo en los cielos al lado del Padre el día de Su resurrección y ascensión a los cielos (ver Hchs. 13: 33; He. 1: 5; He. 5: 5). No obstante, no perdamos de vista el versículo de Apocalipsis (12: 2) que estamos analizando:<<estando en cinta, clamaba con dolores de parto...>> . Antes de cumplirse el dicho de S. 2: 7, es decir, la entronización de Cristo en los cielos al lado del Padre, la mujer (el verdadero Israel de Dios de todos los tiempos) tenía fuertes dolores de parto. ¿Qué son esos dolores de parto? Evidentemente el sufrimiento del Mesías en la cruz, y el sufrimiento de su gente viéndole agonizar allí.
Dice Caird: <<...no se trata aquí del Nacimiento; por alumbramiento del Mesías, Juan no quiere decir el Nacimiento, sino la Cruz. La razón de esto se encuentra en el hecho de que esté continuando su exposición del salmo segundo, comenzada en la visión de la séptima trompeta. En el salmo, no es su nacimiento, sino su entronización en el monte Sion, cuando Dios se dirige al ya ungido rey para decirle: <<Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy>>, y le es dado el quebrantar a las naciones con vara de hierro (S. 2: 7-9)>> .
Los dolores de parto aludidos son la Cruz
Así pues, esos dolores de parto, no son sino los producidos por la muerte agónica en la cruz, en el mismo Hijo que sufre por salir a la gloria, y por parte de su madre , Israel, que ve sufrir a su Hijo . Después de morir, vendría la resurrección, y con ella, la victoria, la entronización como Rey de Jesús de Nazaret (S. 2: 7).
 (V. 4b) << Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese>> : Tantas veces a lo largo de la historia Satanás ha intentado impedir la obra de Dios. Ya desde el huerto del Edén en el Génesis, engañando a la mujer; Caín matando a Abel; pervirtiendo a la humanidad con los demonios, y sólo Noé y siete más salvándose; impidiendo el nacimiento de Isaac por la esterilidad de Sara; Faraón tratando de destruir toda la descendencia masculina (Ex. 1:15-16) y un interminable etcétera. Llegamos al nacimiento de Jesús, y el diablo intenta matarlo usando a un agente suyo, Herodes (Mt. 2:16). Herodes es un tipo de la Bestia Anticristo, por cierto. No obstante, no es eso de lo que habla este versículo en cuestión, en cuanto al nacimiento de Jesús, sino específicamente de un ataque de Satanás contra Él en un momento muy decisivo y crítico de su existencia sobre la tierra. Según el contexto que estamos viendo, la mujer que es Israel estaba con dolores de parto, a punto de dar a luz. Hemos visto que dio a luz al hijo que iba a regir con vara de hierro a todas las naciones, a Cristo el Rey (ver v. 5). Por lo tanto, lo que quiere decir aquí la Escritura, es que Satanás estaba muy pendiente de que Cristo expirara en la cruz para destruirlo en el infierno, ya que todo el pecado de la humanidad estaba en él, y consecuentemente, el Padre, que es Santo, había apartado de él Sus ojos. Aparentemente, la protección espiritual que tenía Jesús cuando andaba sobre la tierra, había desaparecido cuando moría en la cruz. El diablo vio que ese era su momento para hundir para siempre a Jesús en el infierno. <<... a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese>> : Eso es lo que quiere decir este versículo entonces. El diablo esperaba devorar a Jesús; ansiosamente esperaba la muerte de Jesús en la cruz, para condenarlo para siempre en el infierno, ya que estaba absolutamente cubierto por todo el pecado de todos los hombres, porque él mismo se proclamó reo en vez de cada hombre pecador. El diablo creía que de este modo, al ser Jesús condenado a la cruz en vez de cada hombre pecador, tendría el derecho legal de tomarlo para sí y llevárselo al infierno, al constituirse portador de todos los pecados. Pero en eso último, se equivocó completamente. Hubiera ido en contra de la justicia de Dios que Cristo, aun llevando todo el pecado de los hombres sobre sí, hubiera tenido que padecer eternamente en el infierno. El diablo no fue consciente de que la Palabra enseña que << el alma que peque, esa morirá>> (Ez. 18: 20), y Jesús no había pecado, por lo tanto, no podía morir eternamente. Cristo sólo debía morir físicamente en la cruz, y eso era suficiente para pagar la justicia de Dios por el pecado de todos los hombres. Así que, eso que pretendía el diablo, no ocurrió sino todo lo contrario, ya que dice la Escritura que Cristo siendo el Justo, la muerte no le podía retener (ver Hchs. 2: 24). Al contrario, el diablo fue destruido por Jesús: <<...(destruyó) por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo>> (Hebreos 2: 14)  <<...despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz>> (Colosenses 2: 15).
Y Cristo nació por fin...Nació a la gloria que un día dejó para venir a este mundo. Ese nacimiento del hijo de la mujer vestida con el sol, por tanto, es la entronización de Jesús a la diestra del Padre; la exaltación del Hijo del Hombre (Mt. 28: 18); el nacimiento del Mesías como Rey. Se cumplió entonces lo escrito en el Salmo 2: 7 << Mi hijo eres tú, Yo te engendré hoy>>.
(V. 5) El hijo varón
<< 5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono>> : Israel, dio a luz a su Mesías. O dicho de otro modo, de Israel (y no de la Iglesia, como vimos), surge el Mesías de Israel y de la Iglesia. Este es el Cristo-hombre, ya glorificado. Está destinado a ejercer un mando férreo a todas las naciones. Todavía no ha empezado; todavía el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5: 19). La pregunta que dirigiríamos a los amilenialistas es muy simple: ¿Por qué será necesario que Cristo rija con vara de hierro cuando vuelva en gloria? La única explicación es que, como dice la Escritura, el reinará sobre las naciones que hayan permanecido, sobre la tierra, por mil años (Ap. 20), y muchas cosas se deberán poner en orden todavía. Nótese que no rige AHORA a las naciones, porque como dice la misma Escritura: << y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono>> . Es decir, el hijo de la mujer nació a la gloria, muy a pesar del diablo, y seguidamente fue arrebatado para Dios; fue ascendido a los Cielos, y como dice también en otros lugares de la Escritura, Cristo, el Hijo, está ahora sentado a la diestra del Padre en los Cielos (ver He. 10: 12; Col. 3: 1; 1 Pr. 3: 22). Cuando regrese en gloria a la tierra, las cosas cambiarán.
(V. 6) La mujer es resguardada
<< 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días>> : Después de decirnos que el hijo ha sido llevado junto a Dios (Cristo ascendido y glorificado junto al Padre), Juan nos vuelve a hablar de la mujer (Israel). Se produce un salto en el tiempo de aproximadamente 2.000 años (el tiempo de las << cosas que son>> , la Iglesia). Este salto en el tiempo también lo podemos ver en Daniel 9: 26-27, ¿por qué?, porque como ya vimos anteriormente, el tiempo de Dios se paralizó para Israel justo cuando Jesús lo anunció antes de ir a la Cruz (ver Mt. 23: 37-39). No obstante todavía quedaba una semana de años por cumplirse de las 70 determinadas sobre Israel (ver Dn. 9: 20-27). De esta semana de años o shavua (siete años), en su segunda mitad (3 años y medio, o 1.260 días) el Israel de Dios (la mujer) será protegido soberanamente en el desierto. Tiene que huir al desierto para esconderse en un lugar preparado por Dios mismo. El tiempo de su huída y protección es de 1.260 días (tres años y medio); justo el tiempo que durará la Gran Tribulación con el Anticristo sobre la tierra. Dice Stedman: <<Se nos dice que la mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar que Dios había preparado para ser alimentada allí durante 1.260 días, hecho que se sitúa al comienzo de la gran tribulación>> . ¿Toda la nación de Israel en pleno huirá al desierto? No, sólo el remanente salvo, posiblemente tan sólo una tercera parte de toda la nación de Israel (ver Zac. 13: 8, 9). No todos los que se dicen judíos lo son verdaderamente. Escribe Antonio Bolainez, que además de ser cristiano nacido de nuevo, es judío en lo natural:<<Esta persecución del dragón, el diablo, se debe a que Cristo está a punto de consumar su obra. El Anticristo primero tomará a Israel como plataforma, pero esta nación da un remanente que desafía al Faraón (el Anticristo), esto le hace tomar represalia contra la nación judía>> . Así que entendemos que el Israel de Dios, la hija de Sion, representado por esa mujer vestida del sol, será guardado y protegido por Dios mismo en un lugar singular. Será tiempo de angustia para Jacob, pero al final será librado (ver Jeremías 30: 7-10). En ese instante se cumplirá lo predicho por Jesús en Mat. 24: 15-21 <<Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá>> . Justo cuando la Bestia Anticristo se quite la máscara de bondad y aparezca tal y como es, sentándose en el trono de Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Ts. 2: 3, 4), Jesús conmina a su pueblo a escapar de ahí, sin volver la vista atrás, anunciando el tiempo de la Gran Tribulación.
¿Dónde en el desierto?
El remanente de Israel tendrá que huir al desierto para ser guardado allí por 1.260 días en un lugar previamente preparado por Dios. Parece que Isaías da una pista al respecto, aunque se trata de sólo una hipótesis. Leemos así en Isaías 16: 1-5; << Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sion. Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón. Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador ; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia>> . Sela es la antigua Petra, ciudad antigua enclavada en un lugar inaccesible en el desierto, en la actual Jordania. En el tiempo preciso, ese santo remanente sabrá donde deberá ir. Se prevee muchas manifestaciones del poder de Dios para aquel tiempo.