viernes, 9 de marzo de 2012


Y tú has dicho: Yo te haré bien.
Génesis 32:12

    Esta es la manera cierta de vencer al Señor

    por la oración. Podemos recordarlo humildemente lo que Él ha
    dicho. Nuestro Dios es fiel y jamás faltará a su palabra, ni la
    dejará sin cumplimiento; sin embargo, le place que su pueblo
    busque y le recuerde sus promesas; con ello le refresca la memo-
    ria, fortalece la fe y renueva la esperanza. Dios ha empeñado su
    palabra, no en provecho suyo, sino en el nuestro. Sus designios
    son definitivos, y nadie puede obligarle a que haga bien a su
    pueblo; empero nos ha hecho la promesa para alentarnos y con-
    solarnos. Su deseo, por tanto, es que se la recordemos y diga-
    mos: «Tú has dicho».
    «Ciertamente Yo te haré bien», tal es la esen-
    cia misma de las palabras del Señor. Toda la importancia está
    en el término «ciertamente». Él nos hará un bien verdadero, real,
    duradero, y nada más que bien. Nos hará santos, y esto es ha-
    cernos bien en el más alto significado de la palabra. Nos tratará
    como trata a sus elegidos mientras vivamos en la tierra, y esto
    es un bien por excelencia. Pronto nos llevará con Jesús y con
    todos sus escogidos; y esto es el bien supremo. Con tal promesa,
    no temamos la cólera de Esaú, ni la de nadie. Si el Señor nos
    hace bien, ¿quién podrá causarnos daño?

    DIOS BENDIGA A TODA MI FAMILIA



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