Un comentario de Apocalipsis 12.La Mujer y el dragón
Apocalipsis
- Capítulo 12
Las dos
grandes señales
Introducción
En este
capítulo veremos un conflicto espiritual remarcable; mucha guerra espiritual;
los ángeles de Dios, con Miguel a la cabeza, peleando contra Satanás y sus
demonios, a favor del pueblo de Dios, Israel (12: 7, 16; Dn. 12: 1). Es también
un capítulo lleno de simbolismo. Como dice R. A. Taylor: <<Esta
es la primera de varias visiones que forman un interludio entre las siete
trompetas y las siete copas. Éstas revelan más detalles de la lucha entre el
bien y el mal en el cielo y sus efectos consecuentes sobre el pueblo de Dios en
la tierra>> . Estas señales o símbolos, nos ayudarán a entender
realidades espirituales. Veremos acerca del furor del diablo que, al verse
arrojado a la tierra (12: 9) se vengará en los no creyentes (12: 12), y buscará
el destruir al pueblo de Dios de aquel tiempo (12: 13, 14, 17). Veremos acerca
del favor de Dios hacia Israel, protegiéndoles del mal (12: 6, 16).Veremos acerca
del regocijo que habrá en el cielo cuando el diablo sea por fin echado a la
tierra, y deje de acusar a los hermanos (12: 10, 12). Veremos a continuación
como empieza el capítulo acerca de una mujer revestida del sol; ¿qué será ese
misterio? Este capítulo, por tanto está impregnado de un gran simbolismo a fin
de que podamos entender cosas que ya ocurrieron (V. 2), y cosas que están
por ocurrir. Veremos que lo importante no es el tiempo, ya que Juan está
viéndolo todo desde la perspectiva celestial que es eterna, sino los
acontecimientos en sí, que de seguro acontecerán en su tiempo aquí en la
tierra. A este respecto, me gustaría citar aquí a Ray C. Stedman: <<A
fin de entender este capítulo debemos recordar que las escenas terrenales que
nos enseña lo hace desde un punto de vista celestial. En el capítulo 4 Juan fue
llevado al cielo y le fueron mostradas todas las cosas que se mencionan entre
los capítulos 4 al 19. Cuando se contemplan los acontecimientos terrenales
desde la panorámica celestial, el tiempo no es nunca un factor y no se trata de
una cuestión de secuencia o de cronología, sino simplemente de acontecimientos.
En este capítulo tenemos una observación telescópica del conjunto de los
acontecimientos que estaban muy distanciados por el tiempo. Desde el punto de
vista celestial, se nos muestra lo que sucede y no cuándo sucede. Si puede
usted acordarse de eso, el capítulo tendrá sentido>>. Y por
último, lo más significativo de todo, veremos como Dios de nuevo, y después de
tanto tiempo, vuelve a ocuparse de su pueblo, Israel.
Comentario
(V. 1, 2) La
mujer revestida del sol
(V. 1,
2) << 1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol,
con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del
alumbramiento>> : Por un momento, volvamos al final del anterior capítulo, para que podamos
entender mejor todo el contexto de lo que está viendo Juan: (11:
19) << El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el
arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un
terremoto y grande granizo>> : Estamos en el contexto del toque
de la séptima trompeta, cuando se anuncia la inminente consumación del misterio
de Dios (10: 7), es decir, cuando el reino de este mundo empieza de
facto a pasar a las manos de Dios y de su Mesías (11: 15). En 11: 19,
vemos la manifestación del poder de Dios actuando desde el templo del Cielo.
Cuando eso ocurre, inmediatamente tiene esto repercusiones en el mismo cielo y
en la tierra. De repente, en el contexto de la manifestación del poder de Dios,
Juan ve una <<gran señal>> , él mismo lo dice. La
palabra señal da la clave para interpretar lo que sigue a
continuación; será simbólico. Es como soñar un sueño el cual tiene que ser
interpretado. Dice Watchman Nee:<<Las señales aparecen para decir a
las gentes lo que hay que esperar que ocurra>>. Esa gran señal no la
ve en la tierra sino en el cielo. El griego original dice: <<en
el cielo abierto>> . Por lo tanto deducimos que esa gran
señal, muestra algo muy concreto y real que está por ocurrir, y que
ocurrirá seguro. Además será en la tierra, y no en el cielo (Ver V. 3 y 13).
La gran
señal
Lo que ve es
una mujer revestida del sol; cubierta del todo por el sol. Jesucristo es
nuestro sol de justicia (Mal. 4: 2); por lo tanto, esta mujer ha sido
justificada por Jesucristo. Tiene la luna bajo sus pies. Significa que tiene
poder sobre lo que representa la luna; ¿qué representa? La luna sólo se ve
durante la noche. La noche representa las tinieblas. Las tinieblas son a
Satanás lo que la luz es a Dios. Muchos comentaristas llegan a la misma
conclusión al disertar sobre lo siguiente. De acuerdo con el sueño de José (ver
Gn. 37: 9, 10), el sol representaba a Jacob, y la luna a Raquel, su mujer (pues
Raquel era la madre de José). Las once estrellas serían los once hermanos de
José y la doceava estrella sería José. No obstante, estoy de acuerdo con
Francisco Lacueva cuando dice que le extraña que Raquel esté representada debajo
de los pies de la mujer, siendo como fue la esposa querida y deseada
de Jacob. Así que llegamos a la siguiente conclusión: Tal y como dijimos, el
hecho de que la mujer esté bañada por el sol, significa que ha sido salva, y
por tanto, revestida de la justicia del único que salva y justifica:
Jesucristo, nuestro sol de justicia. Las doce estrellas a modo de corona sobre
su cabeza, no pueden ser sino la representación de las doce tribus de Israel
con sus doce discípulos escogidos de Jesús (ver Mt. 19: 28), que representa la
nueva dispensación de la gracia. Y, ahora bien, la luna << bajo
sus pies>> , no es, evidentemente, Raquel, la esposa de Jacob
(ya que el sueño que tuvo José, era de José y para José). La luna aquí, visto
que está bajo los pies de esa mujer exaltada que no puede ser otra cosa sino el
Israel salvo (no olvidemos que Juan ve una gran señal) , tiene
que ser la representación de los males, engaños, falsas religiones, brujerías y
obras de Satanás y de los hombres impíos que atentan contra el sol, que es Jesucristo
y contra el Israel de Dios. No olvidemos que el Islam está representado por una
luna. Aquí la luna está bajo los pies del Israel de Dios.<<La mayor
parte de las naciones con las que entraron los hebreos en contacto eran
adoradoras de la luna; en Ur de los caldeos, de donde por cierto salió Abraham;
de Harán; en Canaan; en Egipto, donde sacrificaban un cerdo durante la luna
llena (Heterodoxo 2: 47). En los templos paganos la luna era frecuentemente
representada bajo el símbolo del Creciente, o mediante una estatua de aspecto
humano>> (Nuevo diccionario bíblico ilustrado, Vila/Escuain). Sólo
cuando la mujer (Israel: La hija de Sion) esté revestida por el sol de justicia
(Cristo), tendrá poder para pisar la luna (el mal). Este Israel representado
por esa mujer vestida del sol es la verdadera hija de Sion, el Israel de Dios
de los tiempos de Jesús (de antes y después), y el Israel de los últimos días,
el que se salva en la Gran Tribulación (ver Ap. 11: 1). Que Israel esté
representada por una mujer no es ningún asombro. Hay muchas Escrituras que así
lo representan. Ver por ejemplo Isaías 54. La Iglesia también está representada
por una mujer; esta vez por una doncella desposada con su Marido que es Cristo
(Ap. 19: 7, 8).
¿Por qué
Israel, y no la Iglesia?
Porque viene
el tiempo de Dios para Israel, y se acaba el tiempo de la Iglesia, la cual ya
haría algún tiempo que habría sido arrebatada a los cielos cuando empiece el
tiempo para Israel y ocurra lo revelado a través de la gran señal .
El apóstol Pablo lo habló de parte de Dios con claridad: <<
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis
arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel
endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y
luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador,
que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo
quite sus pecados>> (Romanos 11: 25-27). La mención de la
plenitud de los gentiles se refiere a los no judíos que han de ser salvos y
constituyen la mayoría de los miembros de la Iglesia de Jesucristo a nivel
mundial. Así que, al final de la séptima trompeta, cuando se cumpla el misterio
de Dios, Dios se ocupará de su antiguo pueblo, como sigue diciendo Pablo
hablando de los judíos: << Así que en cuanto al evangelio, son
enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son
amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el
llamamiento de Dios>> (Romanos 11: 28, 29) .
Claramente
nos dice la Palabra de que Dios, porque los eligió y Su elección es
irrevocable, se ocupará de ellos especialmente a partir de los últimos días
previos a la venida en gloria de su Mesías.
Esa mujer no
es la Iglesia
Cristo Jesús
surge de su pueblo Israel; no de la Iglesia . Dice Stedman:
<< Algunos comentaristas afirman que simboliza a la iglesia, cuya
imagen aparece al final de Apocalipsis como la esposa de Cristo, es decir, como
una mujer, pero es imposible que esta mujer represente a la iglesia porque la
iglesia no produjo a Jesús, sino que sucedió todo lo contrario. Fue el Señor
quien dio origen a la iglesia y ésta surge del costado herido de Jesús. Por lo
tanto, este simbolismo no encaja con la imagen que nos encontramos
aquí>>. Si prestamos atención al capítulo primero del libro de
Mateo, allí nos muestra la Escritura la genealogía de Jesucristo, hijo
de David, hijo de Abraham... ¿por qué?, porque se pretende recalcar
que el Mesías de Israel debía surgir de toda una genealogía que arrancara de
Abraham (como padre de Israel), y que pasara por David, el rey de Israel por
excelencia. Por tanto, Jesús el Rey, surge de Israel (la mujer encinta).
Digamos entonces que la Iglesia es producto u obra de Jesucristo, nunca al
revés. Dicho esto, nunca olvidemos que Jesús de Nazaret era judío y
descendiente de David para heredar las promesas que Dios le hizo a David: que
de sus lomos saldría el Rey de reyes y Señor de señores. Acerca de Israel en
relación a Cristo, declaró con lágrimas el apóstol Pablo: <<...
israelitas , de los cuales son la adopción, la gloria, el
pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los
patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo,
el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos.
Amén>> (Romanos 9: 4, 5)
(V. 2) << 2
Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del
alumbramiento>> : En esa visión, Juan veía que esa mujer
(no olvidemos que era una señal, nunca algo literal), estaba dando a luz con
intensos dolores. Lo primero que podemos pensar cuando leemos este pasaje, es
que se está refiriendo al nacimiento de Jesús en Belén, pero no es así. En
primer lugar, y en el contexto del capítulo 12, ese hijo varón nos es
presentado como Rey que regirá a las naciones con vara de hierro (v. 5). Sin
embargo, Jesús no vino a este mundo 2.000 años atrás como Rey (aunque lo era),
sino como siervo sufriente (Is. 53). Como veremos, el sentido de este versículo
2 es el de darnos a entender que Jesús fue entronizado como Rey a causa de
Israel, para Israel y para el mundo entero.
El contexto
correcto para entender este pasaje es el que venimos viendo: El resultado del
toque de la séptima trompeta (Ap. 11: 15-19), cuando se cumple lo decretado en
el Salmo 2 (sugiero leerlo detenidamente). Ante la rebelión de los pueblos y de
sus dirigentes contra Dios y lo establecido por Él (S. 2: 1-3), el que habita
en los cielos responderá (v. 4). Dice que <<hablará a ellos en su
furor, y los turbará con su ira>>(S. 2: 5). Compárese ese versículo
con Ap. 11: 19; <<...hubo relámpagos, voces, truenos, un
terremoto y grande granizo>> . El resultado inmediato después de
la proclamación de juicio sobre las naciones y pueblos rebeldes, es el de
hacernos recordar el PACTO que Dios hizo con Israel (de ahí la mención del Arca
de la Alianza - o del Pacto) en los cielos cuando se abre el templo de Dios en
los cielos (ver 11: 19). Por ello el salmista declara de parte de Dios
Padre: <<Yo he puesto mi rey (que es Cristo) sobre Sion, mi santo
monte>> (S. 2: 6) . Y a continuación, en dicho salmo sigue
diciendo: <<Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo
eres tú; Yo te engendré hoy>> (S. 2: 7). Sabemos por el contexto
que esta declaración se refiere a la entronización de Cristo en los cielos al
lado del Padre el día de Su resurrección y ascensión a los cielos (ver Hchs.
13: 33; He. 1: 5; He. 5: 5). No obstante, no perdamos de vista el versículo de
Apocalipsis (12: 2) que estamos analizando:<<estando en cinta, clamaba
con dolores de parto...>> . Antes de cumplirse el dicho de S. 2:
7, es decir, la entronización de Cristo en los cielos al lado del Padre, la
mujer (el verdadero Israel de Dios de todos los tiempos) tenía fuertes dolores
de parto. ¿Qué son esos dolores de parto? Evidentemente el sufrimiento del
Mesías en la cruz, y el sufrimiento de su gente viéndole agonizar allí.
Dice
Caird: <<...no se trata aquí del Nacimiento; por alumbramiento
del Mesías, Juan no quiere decir el Nacimiento, sino la Cruz. La razón de esto
se encuentra en el hecho de que esté continuando su exposición del salmo
segundo, comenzada en la visión de la séptima trompeta. En el salmo, no es su
nacimiento, sino su entronización en el monte Sion, cuando Dios se dirige al ya
ungido rey para decirle: <<Mi hijo eres tú; yo te he engendrado
hoy>>, y le es dado el quebrantar a las naciones con vara de hierro (S.
2: 7-9)>> .
Los dolores
de parto aludidos son la Cruz
Así pues,
esos dolores de parto, no son sino los producidos por la muerte agónica en la
cruz, en el mismo Hijo que sufre por salir a la gloria, y por parte de su madre ,
Israel, que ve sufrir a su Hijo . Después de morir, vendría la
resurrección, y con ella, la victoria, la entronización como Rey de Jesús de
Nazaret (S. 2: 7).
(V. 4b) << Y el dragón
se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo
tan pronto como naciese>> : Tantas veces a lo largo de la
historia Satanás ha intentado impedir la obra de Dios. Ya desde el huerto del
Edén en el Génesis, engañando a la mujer; Caín matando a Abel; pervirtiendo a
la humanidad con los demonios, y sólo Noé y siete más salvándose; impidiendo el
nacimiento de Isaac por la esterilidad de Sara; Faraón tratando de destruir
toda la descendencia masculina (Ex. 1:15-16) y un interminable etcétera.
Llegamos al nacimiento de Jesús, y el diablo intenta matarlo usando a un agente
suyo, Herodes (Mt. 2:16). Herodes es un tipo de la Bestia Anticristo, por
cierto. No obstante, no es eso de lo que habla este versículo en cuestión, en
cuanto al nacimiento de Jesús, sino específicamente de un ataque de Satanás
contra Él en un momento muy decisivo y crítico de su existencia sobre la
tierra. Según el contexto que estamos viendo, la mujer que es Israel estaba con
dolores de parto, a punto de dar a luz. Hemos visto que dio a luz al hijo que
iba a regir con vara de hierro a todas las naciones, a Cristo el Rey (ver v.
5). Por lo tanto, lo que quiere decir aquí la Escritura, es que Satanás estaba
muy pendiente de que Cristo expirara en la cruz para destruirlo en el infierno,
ya que todo el pecado de la humanidad estaba en él, y consecuentemente, el
Padre, que es Santo, había apartado de él Sus ojos. Aparentemente, la
protección espiritual que tenía Jesús cuando andaba sobre la tierra, había
desaparecido cuando moría en la cruz. El diablo vio que ese era su momento para
hundir para siempre a Jesús en el infierno. <<... a fin de
devorar a su hijo tan pronto como naciese>> : Eso es lo que
quiere decir este versículo entonces. El diablo esperaba devorar a Jesús;
ansiosamente esperaba la muerte de Jesús en la cruz, para condenarlo para
siempre en el infierno, ya que estaba absolutamente cubierto por todo el pecado
de todos los hombres, porque él mismo se proclamó reo en vez de cada hombre
pecador. El diablo creía que de este modo, al ser Jesús condenado a la cruz en
vez de cada hombre pecador, tendría el derecho legal de tomarlo para sí y
llevárselo al infierno, al constituirse portador de todos los pecados. Pero en
eso último, se equivocó completamente. Hubiera ido en contra de la justicia de
Dios que Cristo, aun llevando todo el pecado de los hombres sobre sí, hubiera
tenido que padecer eternamente en el infierno. El diablo no fue consciente de
que la Palabra enseña que << el alma que peque, esa
morirá>> (Ez. 18: 20), y Jesús no había pecado, por lo tanto, no
podía morir eternamente. Cristo sólo debía morir físicamente en la cruz, y eso
era suficiente para pagar la justicia de Dios por el pecado de todos los
hombres. Así que, eso que pretendía el diablo, no ocurrió sino todo lo
contrario, ya que dice la Escritura que Cristo siendo el Justo, la muerte no le
podía retener (ver Hchs. 2: 24). Al contrario, el diablo fue destruido por
Jesús: <<...(destruyó) por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo>> (Hebreos 2:
14) <<...despojando a los principados y a las potestades,
los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz>> (Colosenses
2: 15).
Y Cristo
nació por fin...Nació a la gloria que un día dejó para venir a este mundo. Ese
nacimiento del hijo de la mujer vestida con el sol, por tanto, es la
entronización de Jesús a la diestra del Padre; la exaltación del Hijo del
Hombre (Mt. 28: 18); el nacimiento del Mesías como Rey. Se cumplió entonces lo
escrito en el Salmo 2: 7 << Mi hijo eres tú, Yo te engendré
hoy>>.
(V. 5) El hijo varón
<< 5
Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las
naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono>> :
Israel, dio a luz a su Mesías. O dicho de otro modo, de Israel (y no de la
Iglesia, como vimos), surge el Mesías de Israel y de la Iglesia. Este es el
Cristo-hombre, ya glorificado. Está destinado a ejercer un mando férreo a todas
las naciones. Todavía no ha empezado; todavía el mundo entero está bajo el
maligno (1 Juan 5: 19). La pregunta que dirigiríamos a los amilenialistas es
muy simple: ¿Por qué será necesario que Cristo rija con vara de hierro cuando
vuelva en gloria? La única explicación es que, como dice la Escritura, el
reinará sobre las naciones que hayan permanecido, sobre la tierra, por mil años
(Ap. 20), y muchas cosas se deberán poner en orden todavía. Nótese que no rige
AHORA a las naciones, porque como dice la misma Escritura: << y
su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono>> . Es decir,
el hijo de la mujer nació a la gloria, muy a pesar del diablo, y seguidamente
fue arrebatado para Dios; fue ascendido a los Cielos, y como dice también en
otros lugares de la Escritura, Cristo, el Hijo, está ahora sentado a la diestra
del Padre en los Cielos (ver He. 10: 12; Col. 3: 1; 1 Pr. 3: 22). Cuando
regrese en gloria a la tierra, las cosas cambiarán.
(V. 6) La
mujer es resguardada
<< 6
Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que
allí la sustenten por mil doscientos sesenta días>> : Después de
decirnos que el hijo ha sido llevado junto a Dios (Cristo ascendido y
glorificado junto al Padre), Juan nos vuelve a hablar de la mujer (Israel). Se
produce un salto en el tiempo de aproximadamente 2.000 años (el tiempo de las
<< cosas que son>> , la Iglesia). Este salto en el
tiempo también lo podemos ver en Daniel 9: 26-27, ¿por qué?, porque como ya
vimos anteriormente, el tiempo de Dios se paralizó para Israel justo cuando
Jesús lo anunció antes de ir a la Cruz (ver Mt. 23: 37-39). No obstante todavía
quedaba una semana de años por cumplirse de las 70 determinadas sobre Israel
(ver Dn. 9: 20-27). De esta semana de años o shavua (siete
años), en su segunda mitad (3 años y medio, o 1.260 días) el Israel de Dios (la
mujer) será protegido soberanamente en el desierto. Tiene que huir al desierto
para esconderse en un lugar preparado por Dios mismo. El tiempo de su huída y
protección es de 1.260 días (tres años y medio); justo el tiempo que durará la
Gran Tribulación con el Anticristo sobre la tierra. Dice Stedman: <<Se
nos dice que la mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar que Dios había
preparado para ser alimentada allí durante 1.260 días, hecho que se sitúa al
comienzo de la gran tribulación>> . ¿Toda la nación de Israel en
pleno huirá al desierto? No, sólo el remanente salvo, posiblemente tan sólo una
tercera parte de toda la nación de Israel (ver Zac. 13: 8, 9). No todos los que
se dicen judíos lo son verdaderamente. Escribe Antonio Bolainez, que además de
ser cristiano nacido de nuevo, es judío en lo natural:<<Esta
persecución del dragón, el diablo, se debe a que Cristo está a punto de
consumar su obra. El Anticristo primero tomará a Israel como plataforma, pero
esta nación da un remanente que desafía al Faraón (el Anticristo), esto le hace
tomar represalia contra la nación judía>> . Así que entendemos
que el Israel de Dios, la hija de Sion, representado por esa mujer vestida del
sol, será guardado y protegido por Dios mismo en un lugar singular. Será tiempo
de angustia para Jacob, pero al final será librado (ver Jeremías 30: 7-10). En
ese instante se cumplirá lo predicho por Jesús en Mat. 24: 15-21 <<Por
tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el
profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a
los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las
que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que
vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces
gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta
ahora, ni la habrá>> . Justo cuando la Bestia Anticristo se
quite la máscara de bondad y aparezca tal y como es, sentándose en el trono de
Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Ts. 2: 3, 4), Jesús conmina a su pueblo a
escapar de ahí, sin volver la vista atrás, anunciando el tiempo de la Gran
Tribulación.
¿Dónde en el desierto?
El remanente
de Israel tendrá que huir al desierto para ser guardado allí por 1.260 días en
un lugar previamente preparado por Dios. Parece que Isaías da una pista al
respecto, aunque se trata de sólo una hipótesis. Leemos así en Isaías 16:
1-5; << Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela
del desierto al monte de la hija de Sion. Y cual ave espantada que
huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón. Reúne
consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde
a los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo mis
desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del
devastador ; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá
fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. Y se dispondrá el trono
en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David,
quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia>> . Sela
es la antigua Petra, ciudad antigua enclavada en un lugar inaccesible en el
desierto, en la actual Jordania. En el tiempo preciso, ese santo remanente
sabrá donde deberá ir. Se prevee muchas manifestaciones del poder de Dios para
aquel tiempo.
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