viernes, 9 de marzo de 2012

Apocalipsis 12.La Mujer y el dragón


Un comentario de Apocalipsis 12.La Mujer y el dragón 

Apocalipsis - Capítulo 12

Las dos grandes señales
Introducción
En este capítulo veremos un conflicto espiritual remarcable; mucha guerra espiritual; los ángeles de Dios, con Miguel a la cabeza, peleando contra Satanás y sus demonios, a favor del pueblo de Dios, Israel (12: 7, 16; Dn. 12: 1). Es también un capítulo lleno de simbolismo. Como dice R. A. Taylor: <<Esta es la primera de varias visiones que forman un interludio entre las siete trompetas y las siete copas. Éstas revelan más detalles de la lucha entre el bien y el mal en el cielo y sus efectos consecuentes sobre el pueblo de Dios en la tierra>> . Estas señales o símbolos, nos ayudarán a entender realidades espirituales. Veremos acerca del furor del diablo que, al verse arrojado a la tierra (12: 9) se vengará en los no creyentes (12: 12), y buscará el destruir al pueblo de Dios de aquel tiempo (12: 13, 14, 17). Veremos acerca del favor de Dios hacia Israel, protegiéndoles del mal (12: 6, 16).Veremos acerca del regocijo que habrá en el cielo cuando el diablo sea por fin echado a la tierra, y deje de acusar a los hermanos (12: 10, 12). Veremos a continuación como empieza el capítulo acerca de una mujer revestida del sol; ¿qué será ese misterio? Este capítulo, por tanto está impregnado de un gran simbolismo a fin de que podamos entender cosas que ya ocurrieron  (V. 2), y cosas que están por ocurrir. Veremos que lo importante no es el tiempo, ya que Juan está viéndolo todo desde la perspectiva celestial que es eterna, sino los acontecimientos en sí, que de seguro acontecerán en su tiempo aquí en la tierra. A este respecto, me gustaría citar aquí a Ray C. Stedman: <<A fin de entender este capítulo debemos recordar que las escenas terrenales que nos enseña lo hace desde un punto de vista celestial. En el capítulo 4 Juan fue llevado al cielo y le fueron mostradas todas las cosas que se mencionan entre los capítulos 4 al 19. Cuando se contemplan los acontecimientos terrenales desde la panorámica celestial, el tiempo no es nunca un factor y no se trata de una cuestión de secuencia o de cronología, sino simplemente de acontecimientos. En este capítulo tenemos una observación telescópica del conjunto de los acontecimientos que estaban muy distanciados por el tiempo. Desde el punto de vista celestial, se nos muestra lo que sucede y no cuándo sucede. Si puede usted acordarse de eso, el capítulo tendrá sentido>>. Y por último, lo más significativo de todo, veremos como Dios de nuevo, y después de tanto tiempo, vuelve a ocuparse de su pueblo, Israel.
Comentario
(V. 1, 2) La mujer revestida del sol
(V. 1, 2) << 1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento>> : Por un momento, volvamos al final del anterior capítulo, para que podamos entender mejor todo el contexto de lo que está viendo Juan: (11: 19) << El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo>> : Estamos en el contexto del toque de la séptima trompeta, cuando se anuncia la inminente consumación del misterio de Dios (10: 7), es decir, cuando el reino de este mundo empieza de facto a pasar a las manos de Dios y de su Mesías (11: 15). En 11: 19, vemos la manifestación del poder de Dios actuando desde el templo del Cielo. Cuando eso ocurre, inmediatamente tiene esto repercusiones en el mismo cielo y en la tierra. De repente, en el contexto de la manifestación del poder de Dios, Juan ve una <<gran señal>> , él mismo lo dice. La palabra señal da la clave para interpretar lo que sigue a continuación; será simbólico. Es como soñar un sueño el cual tiene que ser interpretado. Dice Watchman Nee:<<Las señales aparecen para decir a las gentes lo que hay que esperar que ocurra>>. Esa gran señal no la ve en la tierra sino en el cielo. El griego original dice: <<en el cielo abierto>> . Por lo tanto deducimos que esa gran señal, muestra algo muy concreto y real que está por ocurrir, y que ocurrirá seguro. Además será en la tierra, y no en el cielo (Ver V. 3 y 13).
La gran señal
Lo que ve es una mujer revestida del sol; cubierta del todo por el sol. Jesucristo es nuestro sol de justicia (Mal. 4: 2); por lo tanto, esta mujer ha sido justificada por Jesucristo. Tiene la luna bajo sus pies. Significa que tiene poder sobre lo que representa la luna; ¿qué representa? La luna sólo se ve durante la noche. La noche representa las tinieblas. Las tinieblas son a Satanás lo que la luz es a Dios. Muchos comentaristas llegan a la misma conclusión al disertar sobre lo siguiente. De acuerdo con el sueño de José (ver Gn. 37: 9, 10), el sol representaba a Jacob, y la luna a Raquel, su mujer (pues Raquel era la madre de José). Las once estrellas serían los once hermanos de José y la doceava estrella sería José. No obstante, estoy de acuerdo con Francisco Lacueva cuando dice que le extraña que Raquel esté representada debajo de los pies de la mujer, siendo como fue la esposa querida y deseada de Jacob. Así que llegamos a la siguiente conclusión: Tal y como dijimos, el hecho de que la mujer esté bañada por el sol, significa que ha sido salva, y por tanto, revestida de la justicia del único que salva y justifica: Jesucristo, nuestro sol de justicia. Las doce estrellas a modo de corona sobre su cabeza, no pueden ser sino la representación de las doce tribus de Israel con sus doce discípulos escogidos de Jesús (ver Mt. 19: 28), que representa la nueva dispensación de la gracia. Y, ahora bien, la luna << bajo sus pies>> , no es, evidentemente, Raquel, la esposa de Jacob (ya que el sueño que tuvo José, era de José y para José). La luna aquí, visto que está bajo los pies de esa mujer exaltada que no puede ser otra cosa sino el Israel salvo (no olvidemos que Juan ve una gran señal) , tiene que ser la representación de los males, engaños, falsas religiones, brujerías y obras de Satanás y de los hombres impíos que atentan contra el sol, que es Jesucristo y contra el Israel de Dios. No olvidemos que el Islam está representado por una luna. Aquí la luna está bajo los pies del Israel de Dios.<<La mayor parte de las naciones con las que entraron los hebreos en contacto eran adoradoras de la luna; en Ur de los caldeos, de donde por cierto salió Abraham; de Harán; en Canaan; en Egipto, donde sacrificaban un cerdo durante la luna llena (Heterodoxo 2: 47). En los templos paganos la luna era frecuentemente representada bajo el símbolo del Creciente, o mediante una estatua de aspecto humano>> (Nuevo diccionario bíblico ilustrado, Vila/Escuain). Sólo cuando la mujer (Israel: La hija de Sion) esté revestida por el sol de justicia (Cristo), tendrá poder para pisar la luna (el mal). Este Israel representado por esa mujer vestida del sol es la verdadera hija de Sion, el Israel de Dios de los tiempos de Jesús (de antes y después), y el Israel de los últimos días, el que se salva en la Gran Tribulación (ver Ap. 11: 1). Que Israel esté representada por una mujer no es ningún asombro. Hay muchas Escrituras que así lo representan. Ver por ejemplo Isaías 54. La Iglesia también está representada por una mujer; esta vez por una doncella desposada con su Marido que es Cristo (Ap. 19: 7, 8).
¿Por qué Israel, y no la Iglesia?
Porque viene el tiempo de Dios para Israel, y se acaba el tiempo de la Iglesia, la cual ya haría algún tiempo que habría sido arrebatada a los cielos cuando empiece el tiempo para Israel y ocurra lo revelado a través de la gran señal . El apóstol Pablo lo habló de parte de Dios con claridad: << Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados>> (Romanos 11: 25-27). La mención de la plenitud de los gentiles se refiere a los no judíos que han de ser salvos y constituyen la mayoría de los miembros de la Iglesia de Jesucristo a nivel mundial. Así que, al final de la séptima trompeta, cuando se cumpla el misterio de Dios, Dios se ocupará de su antiguo pueblo, como sigue diciendo Pablo hablando de los judíos: << Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios>> (Romanos 11: 28, 29) .
Claramente nos dice la Palabra de que Dios, porque los eligió y Su elección es irrevocable, se ocupará de ellos especialmente a partir de los últimos días previos a la venida en gloria de su Mesías.
Esa mujer no es la Iglesia
Cristo Jesús surge de su pueblo Israel; no de la Iglesia . Dice Stedman: << Algunos comentaristas afirman que simboliza a la iglesia, cuya imagen aparece al final de Apocalipsis como la esposa de Cristo, es decir, como una mujer, pero es imposible que esta mujer represente a la iglesia porque la iglesia no produjo a Jesús, sino que sucedió todo lo contrario. Fue el Señor quien dio origen a la iglesia y ésta surge del costado herido de Jesús. Por lo tanto, este simbolismo no encaja con la imagen que nos encontramos aquí>>. Si prestamos atención al capítulo primero del libro de Mateo, allí nos muestra la Escritura la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham... ¿por qué?, porque se pretende recalcar que el Mesías de Israel debía surgir de toda una genealogía que arrancara de Abraham (como padre de Israel), y que pasara por David, el rey de Israel por excelencia. Por tanto, Jesús el Rey, surge de Israel (la mujer encinta). Digamos entonces que la Iglesia es producto u obra de Jesucristo, nunca al revés. Dicho esto, nunca olvidemos que Jesús de Nazaret era judío y descendiente de David para heredar las promesas que Dios le hizo a David: que de sus lomos saldría el Rey de reyes y Señor de señores. Acerca de Israel en relación a Cristo, declaró con lágrimas el apóstol Pablo: <<... israelitas , de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén>> (Romanos 9: 4, 5)
(V. 2) << 2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento>> : En esa visión, Juan veía  que esa mujer (no olvidemos que era una señal, nunca algo literal), estaba dando a luz con intensos dolores. Lo primero que podemos pensar cuando leemos este pasaje, es que se está refiriendo al nacimiento de Jesús en Belén, pero no es así. En primer lugar, y en el contexto del capítulo 12, ese hijo varón nos es presentado como Rey que regirá a las naciones con vara de hierro (v. 5). Sin embargo, Jesús no vino a este mundo 2.000 años atrás como Rey (aunque lo era), sino como siervo sufriente (Is. 53). Como veremos, el sentido de este versículo 2 es el de darnos a entender que Jesús fue entronizado como Rey a causa de Israel, para Israel y para el mundo entero.
El contexto correcto para entender este pasaje es el que venimos viendo: El resultado del toque de la séptima trompeta (Ap. 11: 15-19), cuando se cumple lo decretado en el Salmo 2 (sugiero leerlo detenidamente). Ante la rebelión de los pueblos y de sus dirigentes contra Dios y lo establecido por Él (S. 2: 1-3), el que habita en los cielos responderá (v. 4). Dice que <<hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira>>(S. 2: 5). Compárese ese versículo con Ap. 11: 19; <<...hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo>> . El resultado inmediato después de la proclamación de juicio sobre las naciones y pueblos rebeldes, es el de hacernos recordar el PACTO que Dios hizo con Israel (de ahí la mención del Arca de la Alianza - o del Pacto) en los cielos cuando se abre el templo de Dios en los cielos (ver 11: 19). Por ello el salmista declara de parte de Dios Padre: <<Yo he puesto mi rey (que es Cristo) sobre Sion, mi santo monte>> (S. 2: 6) . Y a continuación, en dicho salmo sigue diciendo: <<Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy>> (S. 2: 7). Sabemos por el contexto que esta declaración se refiere a la entronización de Cristo en los cielos al lado del Padre el día de Su resurrección y ascensión a los cielos (ver Hchs. 13: 33; He. 1: 5; He. 5: 5). No obstante, no perdamos de vista el versículo de Apocalipsis (12: 2) que estamos analizando:<<estando en cinta, clamaba con dolores de parto...>> . Antes de cumplirse el dicho de S. 2: 7, es decir, la entronización de Cristo en los cielos al lado del Padre, la mujer (el verdadero Israel de Dios de todos los tiempos) tenía fuertes dolores de parto. ¿Qué son esos dolores de parto? Evidentemente el sufrimiento del Mesías en la cruz, y el sufrimiento de su gente viéndole agonizar allí.
Dice Caird: <<...no se trata aquí del Nacimiento; por alumbramiento del Mesías, Juan no quiere decir el Nacimiento, sino la Cruz. La razón de esto se encuentra en el hecho de que esté continuando su exposición del salmo segundo, comenzada en la visión de la séptima trompeta. En el salmo, no es su nacimiento, sino su entronización en el monte Sion, cuando Dios se dirige al ya ungido rey para decirle: <<Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy>>, y le es dado el quebrantar a las naciones con vara de hierro (S. 2: 7-9)>> .
Los dolores de parto aludidos son la Cruz
Así pues, esos dolores de parto, no son sino los producidos por la muerte agónica en la cruz, en el mismo Hijo que sufre por salir a la gloria, y por parte de su madre , Israel, que ve sufrir a su Hijo . Después de morir, vendría la resurrección, y con ella, la victoria, la entronización como Rey de Jesús de Nazaret (S. 2: 7).
 (V. 4b) << Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese>> : Tantas veces a lo largo de la historia Satanás ha intentado impedir la obra de Dios. Ya desde el huerto del Edén en el Génesis, engañando a la mujer; Caín matando a Abel; pervirtiendo a la humanidad con los demonios, y sólo Noé y siete más salvándose; impidiendo el nacimiento de Isaac por la esterilidad de Sara; Faraón tratando de destruir toda la descendencia masculina (Ex. 1:15-16) y un interminable etcétera. Llegamos al nacimiento de Jesús, y el diablo intenta matarlo usando a un agente suyo, Herodes (Mt. 2:16). Herodes es un tipo de la Bestia Anticristo, por cierto. No obstante, no es eso de lo que habla este versículo en cuestión, en cuanto al nacimiento de Jesús, sino específicamente de un ataque de Satanás contra Él en un momento muy decisivo y crítico de su existencia sobre la tierra. Según el contexto que estamos viendo, la mujer que es Israel estaba con dolores de parto, a punto de dar a luz. Hemos visto que dio a luz al hijo que iba a regir con vara de hierro a todas las naciones, a Cristo el Rey (ver v. 5). Por lo tanto, lo que quiere decir aquí la Escritura, es que Satanás estaba muy pendiente de que Cristo expirara en la cruz para destruirlo en el infierno, ya que todo el pecado de la humanidad estaba en él, y consecuentemente, el Padre, que es Santo, había apartado de él Sus ojos. Aparentemente, la protección espiritual que tenía Jesús cuando andaba sobre la tierra, había desaparecido cuando moría en la cruz. El diablo vio que ese era su momento para hundir para siempre a Jesús en el infierno. <<... a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese>> : Eso es lo que quiere decir este versículo entonces. El diablo esperaba devorar a Jesús; ansiosamente esperaba la muerte de Jesús en la cruz, para condenarlo para siempre en el infierno, ya que estaba absolutamente cubierto por todo el pecado de todos los hombres, porque él mismo se proclamó reo en vez de cada hombre pecador. El diablo creía que de este modo, al ser Jesús condenado a la cruz en vez de cada hombre pecador, tendría el derecho legal de tomarlo para sí y llevárselo al infierno, al constituirse portador de todos los pecados. Pero en eso último, se equivocó completamente. Hubiera ido en contra de la justicia de Dios que Cristo, aun llevando todo el pecado de los hombres sobre sí, hubiera tenido que padecer eternamente en el infierno. El diablo no fue consciente de que la Palabra enseña que << el alma que peque, esa morirá>> (Ez. 18: 20), y Jesús no había pecado, por lo tanto, no podía morir eternamente. Cristo sólo debía morir físicamente en la cruz, y eso era suficiente para pagar la justicia de Dios por el pecado de todos los hombres. Así que, eso que pretendía el diablo, no ocurrió sino todo lo contrario, ya que dice la Escritura que Cristo siendo el Justo, la muerte no le podía retener (ver Hchs. 2: 24). Al contrario, el diablo fue destruido por Jesús: <<...(destruyó) por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo>> (Hebreos 2: 14)  <<...despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz>> (Colosenses 2: 15).
Y Cristo nació por fin...Nació a la gloria que un día dejó para venir a este mundo. Ese nacimiento del hijo de la mujer vestida con el sol, por tanto, es la entronización de Jesús a la diestra del Padre; la exaltación del Hijo del Hombre (Mt. 28: 18); el nacimiento del Mesías como Rey. Se cumplió entonces lo escrito en el Salmo 2: 7 << Mi hijo eres tú, Yo te engendré hoy>>.
(V. 5) El hijo varón
<< 5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono>> : Israel, dio a luz a su Mesías. O dicho de otro modo, de Israel (y no de la Iglesia, como vimos), surge el Mesías de Israel y de la Iglesia. Este es el Cristo-hombre, ya glorificado. Está destinado a ejercer un mando férreo a todas las naciones. Todavía no ha empezado; todavía el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5: 19). La pregunta que dirigiríamos a los amilenialistas es muy simple: ¿Por qué será necesario que Cristo rija con vara de hierro cuando vuelva en gloria? La única explicación es que, como dice la Escritura, el reinará sobre las naciones que hayan permanecido, sobre la tierra, por mil años (Ap. 20), y muchas cosas se deberán poner en orden todavía. Nótese que no rige AHORA a las naciones, porque como dice la misma Escritura: << y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono>> . Es decir, el hijo de la mujer nació a la gloria, muy a pesar del diablo, y seguidamente fue arrebatado para Dios; fue ascendido a los Cielos, y como dice también en otros lugares de la Escritura, Cristo, el Hijo, está ahora sentado a la diestra del Padre en los Cielos (ver He. 10: 12; Col. 3: 1; 1 Pr. 3: 22). Cuando regrese en gloria a la tierra, las cosas cambiarán.
(V. 6) La mujer es resguardada
<< 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días>> : Después de decirnos que el hijo ha sido llevado junto a Dios (Cristo ascendido y glorificado junto al Padre), Juan nos vuelve a hablar de la mujer (Israel). Se produce un salto en el tiempo de aproximadamente 2.000 años (el tiempo de las << cosas que son>> , la Iglesia). Este salto en el tiempo también lo podemos ver en Daniel 9: 26-27, ¿por qué?, porque como ya vimos anteriormente, el tiempo de Dios se paralizó para Israel justo cuando Jesús lo anunció antes de ir a la Cruz (ver Mt. 23: 37-39). No obstante todavía quedaba una semana de años por cumplirse de las 70 determinadas sobre Israel (ver Dn. 9: 20-27). De esta semana de años o shavua (siete años), en su segunda mitad (3 años y medio, o 1.260 días) el Israel de Dios (la mujer) será protegido soberanamente en el desierto. Tiene que huir al desierto para esconderse en un lugar preparado por Dios mismo. El tiempo de su huída y protección es de 1.260 días (tres años y medio); justo el tiempo que durará la Gran Tribulación con el Anticristo sobre la tierra. Dice Stedman: <<Se nos dice que la mujer huyó al desierto, donde tenía un lugar que Dios había preparado para ser alimentada allí durante 1.260 días, hecho que se sitúa al comienzo de la gran tribulación>> . ¿Toda la nación de Israel en pleno huirá al desierto? No, sólo el remanente salvo, posiblemente tan sólo una tercera parte de toda la nación de Israel (ver Zac. 13: 8, 9). No todos los que se dicen judíos lo son verdaderamente. Escribe Antonio Bolainez, que además de ser cristiano nacido de nuevo, es judío en lo natural:<<Esta persecución del dragón, el diablo, se debe a que Cristo está a punto de consumar su obra. El Anticristo primero tomará a Israel como plataforma, pero esta nación da un remanente que desafía al Faraón (el Anticristo), esto le hace tomar represalia contra la nación judía>> . Así que entendemos que el Israel de Dios, la hija de Sion, representado por esa mujer vestida del sol, será guardado y protegido por Dios mismo en un lugar singular. Será tiempo de angustia para Jacob, pero al final será librado (ver Jeremías 30: 7-10). En ese instante se cumplirá lo predicho por Jesús en Mat. 24: 15-21 <<Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá>> . Justo cuando la Bestia Anticristo se quite la máscara de bondad y aparezca tal y como es, sentándose en el trono de Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Ts. 2: 3, 4), Jesús conmina a su pueblo a escapar de ahí, sin volver la vista atrás, anunciando el tiempo de la Gran Tribulación.
¿Dónde en el desierto?
El remanente de Israel tendrá que huir al desierto para ser guardado allí por 1.260 días en un lugar previamente preparado por Dios. Parece que Isaías da una pista al respecto, aunque se trata de sólo una hipótesis. Leemos así en Isaías 16: 1-5; << Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sion. Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón. Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador ; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia>> . Sela es la antigua Petra, ciudad antigua enclavada en un lugar inaccesible en el desierto, en la actual Jordania. En el tiempo preciso, ese santo remanente sabrá donde deberá ir. Se prevee muchas manifestaciones del poder de Dios para aquel tiempo.


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