SALMO 5
Para la menea devota hay aquí una vista preciosa del Señor Jesús, del cual
se dice que en los días de su carne ofreció oraciones y súplicas con gran
clamor y lágrimas.
Vers. 1.
Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi meditación. Las palabras no son
la esencia, sino sólo el ropaje de la oración. C. H. S.
La meditación es el mejor comienzo de la oración, y la oración es la mejor
conclusión de la meditación. George Swinnock
Es cierto que la mayor parte de los hombres desgranan oraciones vanas,
lánguidas e ineficaces, indignas de ser escuchadas por el bendito Dios, de modo
que parecen hasta cierto punto dar la evaluación de ellas, ya que ni esperan
éxito en sus peticiones, ni tampoco tienen después solicitud alguna sobre las
mismas, sino que lanzan palabras al viento, que son realmente vanas. Robert Leighton
Vers. 1, 2.
Observa el orden y la fuerza de las palabras «mi lamento», «la voz de mi
clamor» o de «mi oración»; y también «está atento», «considera», «escucha».
Estas expresiones son todas ellas evidencia de la urgencia y energía de los
sentimientos y peticiones de David. Primero tenemos «da oído», esto es,
«escúchame». Pero sirve de poco que sean escuchadas las palabras a menos que el
«clamor», o meditación, sea considerado. Es como si dijera: no puedo expresarme
ni hacerme entender como quisiera; por tanto, oh Dios, entiende mis
sentimientos mejor de lo que soy capaz de expresarlos con palabras. Martin
Lutero
Vers. 2. La voz
de mi clamor. Para un padre amante, el clamor de los hijos es música, y tienen
sobre él una influencia mágica que su corazón no puede resistir.
Mi Rey y mi
Dios. Observa cuidadosamente estas palabras: «Mi Rey y mi Dios.» Son el meollo
de la oración. Aquí el gran argumento por el cual Dios debe escuchar la oración
es porque El es nuestro Rey y nuestro Dios. Nosotros no somos extraños a El: El
es el Rey de nuestro país. De los reyes se espera que escuchen las solicitudes
de su propio pueblo. Nosotros no somos extraños para El; somos adoradores
suyos, y El es nuestro Dios; nuestro por el pacto, la promesa, el juramento y
por la sangre. C. H. S.
Vers. 3. Oirás
mi voz. Observa, esto no es tanto una oración como una resolución. Sin oración
no valdría la pena vivir.
En la mañana.
Una hora en la mañana vale dos por la noche. En tanto que el rocío está sobre
la hierba, que la gracia descienda sobre el alma. Demos a Dios las mañanas de
nuestros días y la mañana de nuestras vidas. La oración ha de ser la clave del
día y el cerrojo de la noche. C. H. S.
«En los días de nuestros padres» —dice el obispo Burnet—, «cuando una
persona llegaba temprano por la mañana a la puerta de su vecino y deseaba
hablar con el dueño de la casa, era costumbre que los siervos le dijeran con
franqueza: «Mi amo está orando», del mismo modo que ahora dicen: «Mi amo está
en la cama.»
Me presentaré delante de ti, y esperaré. Colocaré
mi oración en el arco y lo dirigiré hacia el cielo, y luego, cuando dispare la
flecha, miraré para ver adónde ha ido a parar. Pero el hebreo tiene todavía un
significado más pleno que esto: «Dirigiré mi oración.» Es la palabra que es
usada para poner en orden la leña y los trozos de la víctima sobre el altar, y
que se usa también para poner el pan de la proposición sobre la mesa. Significa
precisamente esto: «Ordenaré mi oración delante de Ti»; la pondré sobre el
altar por la mañana, tal como el sacerdote dispone el sacrificio matutino.
Ordenaré mi oración, o como Master Trapp dice: «Pondré en orden de batalla mis
oraciones», las pondré en orden, y las colocaré en sus lugares apropiados, para
que pueda orar con toda mi fuerza, y orar de modo aceptable.
Voy a mirar, o como podría traducirse mejor el hebreo: «voy a observar a
estar observando la respuesta. Después de haber orado,
esperaré que venga la bendición.» Es la palabra que se usa en otro lugar donde
leemos de los que velan esperando la mañana. ¡De este modo velaré observando tu
respuesta, ¡oh Señor! Voy a disponer mi oración como la víctima sobre el altar,
y miraré y esperaré recibir la respuesta por el fuego del cielo al consumir los
sacrificios. ¿No nos perdemos mucho de la dulzura y eficacia de la oración por
falta de una meditación cuidadosa antes de ella y de una expectativa anhelante
después? La oración sin fervor es como cazar con un perro muerto, y la oración
sin preparación es ir a la caza con un halcón ciego. Dios hizo al hombre, pero
El usó el polvo de la tierra como material; el Espíritu Santo es el autor de la
oración, pero El emplea los pensamientos de un alma fervorosa como si fuera oro
con que formar un vaso. ¡Que nuestras oraciones y alabanzas no sean como los
destellos de un cerebro llameante y apresurado, sino como el ardor constante y
seguro de un fuego bien encendido!
Somos como el avestruz, que pone sus huevos y no se preocupa de sus
pequeños. Sembramos la simiente, pero somos demasiado
indolentes para recoger la cosecha. Que la preparación santa se una a la
expectativa paciente, y tendremos respuestas mucho más abundantes a nuestras
oraciones. C. H. S.
David quería dirigir su oración a Dios y mirar; no al mundo y su
corrupción, sino a Dios y a lo que El diría. Wm.
Gurnall
Y si crees, ¿por qué no esperas? Oh cristiano,
mantente junto a tu oración con la expectativa santa de que has conseguido el
crédito de la promesa. Wm. Gurnall
Ve rs. 4. Porque
Tú no eres un Dios que se complace en la maldad. «Cuando oro contra los que me
tientan» dice David-, «oro contra las mismas cosas que Tú mismo aborreces». Tú
aborreces el mal. Aprendamos aquí la solemne verdad del aborrecimiento que el
Dios justo ha de tener hacia el pecado. C. H. S.
Un hombre que corta con un cuchillo romo es la causa del acto de cortar,
pero no del cortar mal; la causa de esto es el cuchillo; o si un músico toca un
instrumento que está desafinado, él es la causa del sonido, pero no de la
desafinación; la causa de ésta son las cuerdas desafinadas; o cuando un jinete
cabalga un caballo que cojea y lo espolea, el jinete es la causa del
movimiento, pero el caballo produce el movimiento a sacudidas; de la misma
manera, Dios es el autor de toda acción, pero no del mal de esta acción; la
causa de esto es el hombre. Spencer, Cosas nuevas y
viejas
El malo no habitará junto a Ti. ¡Oh, qué insensato
es intentar hospedar a la vez a dos invitados hostiles entre sí como son Cristo
Jesús y el diablo! Puedes tener la seguridad de que Cristo no va a vivir en la
sala de tu corazón si al mismo tiempo hospedas al diablo en el sótano de tus
pensamientos. C. H. S.
Vers. 4-6. Aquí
se nos presenta al Señor apartando a los malos y parece que lo hace en seis
pasos. Primero, no tiene placer en ellos; segundo, ellos no habitan con El;
tercero, los echa de si, no estarán ante su vista; cuarto, su corazón se aparta
de ellos: «aborreces a los que hacen iniquidad»; quinto, su mano se vuelve
contra ellos: «Tú destruirás a los que hablan mentira»; sexto, su Espíritu se
levanta contra ellos, y se aleja de ellos: «el Señor abomina al hombre
sanguinario y engañador».
Estas palabras, «los que obran iniquidad», pueden ser consideradas de dos
maneras: primero, afectando, no a todos los grados de pecadores, o a los
pecadores de cada grado, sino al grado más alto de pecadores, pecadores grandes
y burdos, pecadores tercos y voluntariosos. Tal es el
pecado cometido con tesón, como si dijéramos, algo artificial, con esmero y
cuidado para conseguir un nombre para sí, como Si tuvieran la ambición de ser
contados como profesionales, que no se avergüenzan de hacer aquello de que
deberían avergonzarse; éstos, en el sentido estricto de las Escrituras, son los
obradores de iniquidad. Por ello, nota que estos pecadores nefandos hacen del
pecado su oficio, su ocupación. Aunque cada pecado es una obra de iniquidad,
con todo, sólo algunos pecadores son obradores de iniquidad; y éstos que son
llamados así, hacen del pecado su profesión. Leemos de algunos que aman v obran
mentiras (Apocalipsis 22:15). Jos. Caryl
Vers. 5. Los
insensatos no estarán delante de tus ojos. Los pecadores son insensatos
ampliados. Un pecado pequeño es una gran locura, y la mayor de todas las
locuras es un gran pecado.
Aborrece a todos los que hacen iniquidad. No se
trata de un desagrado leve sino de un aborrecimiento a fondo el que Dios tiene
hacia todos los que hacen iniquidad. El ser aborrecido por Dios es una cosa
terrible. Seamos fieles advirtiendo a los malos que nos rodean, porque sería
una cosa terrible para ellos el caer en las manos de un Dios airado. C. H. S.
Qué cosa tan asombrosa es el pecado, que hace del Dios de amor y Padre de
misericordias un enemigo de sus criaturas, y que sólo puede ser purificado por
la sangre del Hijo de Dios. Thos. Adam pensamientos
privados.
Para saber lo que Dios piensa del pecado, véanse: Deuteronomio 7:22;
Proverbios 6:16; Apocalipsis 2:6, 15. Wm. Gurnall
Si un hombre aborrece a un animal venenoso, aborrece aún más al veneno. La fuerza del aborrecimiento de Dios es hacia el pecado, y por ello
nosotros también deberíamos aborrecer al pecado, y aborrecerlo con toda nuestra
fuerza; es una abominación para Dios, por lo que debería serlo para nosotros.
Wm. Greenhill
Los obradores de iniquidad han de perecer (Lucas 13:27). David Clarkson
Vers. 6.
Destruirás a los que hablan mentira. Los que hablan mentira deben ser
castigados como los obradores de maldad. Todos los mentirosos tendrán su
porción en el lago que arde con fuego y azufre. C. H. S.
Sea que mientan en broma o que mientan en serio, todos los que mienten (si
no se arrepienten) irán al infierno en serio. John
Trapp
En el mismo campo en que Absalón presentó batalla contra su padre estaba el
roble que fue su cadalso. La mula en que cabalgaba fue
su verdugo, porque la mula le llevó al árbol, y su cabello, del cual se
gloriaba, sirvió como cuerda para dejarlo colgando. Poco saben los malvados que
todo lo que ahora tienen será una trampa o lazo para ellos cuando Dios empiece
a castigarlos. Wm. Cowper
Vers. 7. Mas yo
por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa. ¡Qué versículo tan
hermoso es éste! Las palabras y el sentido de las mismas llevan consigo un
poderoso contraste. Porque hay dos cosas a las cuales estamos sometidos en esta
vida: la esperanza y el temor, que son, como si dijéramos, las dos fuentes de
Jueces 1:15, la de arriba, y la de abajo. El temor viene al considerar las
amenazas y juicios terribles de Dios; pero la esperanza viene de considerar las
promesas y dulces misericordias de Dios. Martin Lutero
Por la
abundancia de tu misericordia. No entraré en ella por mis propios méritos; no,
tengo una gran multitud de pecados, y, por tanto, entraré por la abundancia de
tu misericordia. C. H. S.
Vers. 8. Guíame,
Jehová. Es seguro y agradable andar cuando el Señor nos guía.
En tu justicia.
No en mi justicia, porque ésta es imperfecta, sino en la tuya, porque Tú eres
la misma misericordia.
Allana tu camino delante de mí. No mi camino.
Cuando hemos aprendido a ceder en nuestro propio camino y a andar en el camino
de Dios, es una bienaventurada señal de gracia; y no es una misericordia
pequeña el ver el camino de Dios con una visión clara delante de nuestro
rostro. C. H. S.
Vers. 9. Esta
descripción del malvado ha sido copiada por el apóstol Pablo como una
descripción exacta de toda la raza humana, no de los enemigos de David
solamente, sino de todos los hombres por naturaleza. C. H. S.
Sus entrañas son
maldad. Si toda el alma está infectada con una enfermedad tan desesperada, qué
obra tan grande y difícil es el regenerarla, restaurar a los hombres de nuevo a
la vida y el vigor espirituales; curar los pulmones o el hígado si están
enfermos se considera una gran cura, aunque sólo sean una parte de la persona;
pero en cuanto a ti, todas tus entrañas están corrompidas. ¡Qué gran cura es,
pues, el sanarte! Es tan grande que sólo puede realizarla la habilidad y poder
de Dios. Thos. Goodwin
Sepulcro abierto es su garganta, un sepulcro lleno de cosas asquerosas,
miasmas, pestilencia y enfermedad. Pero, peor aún, es
un sepulcro abierto, con todos los gases y hedores saliendo del mismo y
esparciendo muerte y destrucción alrededor. Así que sería una gran misericordia
si la garganta de los malvados pudiera ser cerrada, pero «su garganta es
sepulcro abierto» y, como resultado, toda la maldad de su corazón sale fuera
por ella.
¡Qué peligroso
es un sepulcro abierto!; los hombres, al pasar por allí, pueden fácilmente
tropezar y caer en él y encontrarse entre los muertos. ¡Ah!, cuidado con el
malvado, porque hará y dirá cuanto pueda para destruirte. Hay un pensamiento
dulce aquí, sin embargo. En la resurrección, ésta será no sólo de los cuerpos,
sino de los caracteres. C. H. S.
Esta figura retrata gráficamente la conducta depravada de los malos. No hay nada más abominable para los sentidos que un sepulcro
abierto; cuando un cadáver empieza su putrefacción salen de allí pútridas
emanaciones. Robert Haldane en Exposiciones de la Epístola a los Romanos
Así como un sepulcro, después de haber devorado muchos cadáveres, está todavía
dispuesto a consumir más, y no está nunca satisfecho, del mismo modo el
malvado, habiendo derribado a muchos con sus palabras, sigue con su nefasta
pesquisa, buscando aún a quién devorar. Thos. Wilson
Con su lengua hablan lisonjas. Cuando el lobo lame
al cordero, se está preparando para mojar sus dientes con la sangre del
inocente animal. C. H. S.
Vers. 10. Contra
Ti; no contra mí. Si ellos fueran mis enemigos los perdonaría, pero no puedo
perdonar a los tuyos. Hemos de perdonar a nuestros enemigos, pero a los
enemigos de Dios no está en nuestro poder el perdonarlos. Estas expresiones han
sido notadas con frecuencia por hombres de gran refinamiento que han dicho que
son ásperas y ofensivas al oído. Recordemos que no pueden ser interpretadas,
como tampoco las profecías, según se quiera. Nunca hemos oído de un lector de
la Biblia a quien la lectura de estas palabras haya hecho vengativo. Cuando
oímos a un juez que condena a un asesino, por severa que sea la sentencia, no
por ello pensamos que nosotros quedamos justificados para condenar a otros por
una injuria privada que nos hayan hecho. C. H. S.
Si Abraham hubiera estado al lado del ángel que destruyó a Sodoma y hubiera
visto que el respeto al nombre de Jehová requería la destrucción de aquellos
rebeldes impenitentes, habría exclamado: «¡Que descienda la lluvia del cielo,
el fuego y el azufre!»; no con espíritu de venganza, no por falta de amor o
ternura para las almas, sino con intensa sinceridad respecto a la gloria de su
Dios. Thos. Fuller
Vers. 11. Pero
alégrense todos los que en Él confían; den voces de júbilo para siempre, porque
Tú los defiendes; en Ti se regocijen los que aman tu nombre. El gozo es el
privilegio del creyente. Cuando los pecadores sean destruidos nuestro regocijo
será completo. Ellos se ríen primero y llorarán después para siempre; nosotros
lloramos ahora, pero nos gozaremos eternamente. C. H. S.
Vers. 12. Porque
Tú, oh Jehová, bendecirás al justo. Ésta es una promesa de infinito alcance,
amplitud y longitud ilimitadas, y sumamente preciosa. C. H. S.
Cómo con un escudo lo rodearás de favor. El escudo
no es para la defensa de alguna parte del cuerpo en particular, como lo son
cada una de las otras piezas de la armadura, sino que es una pieza destinada a
la defensa de todo el cuerpo. El escudo no sólo defiende todo el cuerpo, sino
que es una defensa para la armadura del soldado también. Así, la fe es una
armadura sobre la armadura, una gracia que preserva a las demás gracias. Wm.
Gurnall