La
hora de oración
¡Señor qué gran cambio
producirá en nosotros el pasar una hora en tu presencia!
¡Qué cargas tan pesadas
nos quitará del pecho! ¡Qué refrigerio, cual lluvia en verano!
Nos arrodillamos y
alrededor todo baja;
Y nosotros subimos, y
todo, cerca y lejos,
se destaca en el nítido
horizonte;
¡Débiles al caer de
rodillas; fuertes al levantarnos!
¿Por qué, pues,
caminamos con los hombros caídos abrumados de cuitas y problemas cuando sería
fácil obtener el remedio?
¿Por qué hemos de ser
débiles o fríos, angustiados, ansiosos, cuando orando tendremos paz en Ti,
gozo, fuerza y valor?
R. Trench
DESDE HUANCAYO PERU
DIOS LOS BENDIGA
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